Lone Scherfig gana la Espiga de Oro con una gran comedia

Es la primera vez que una obra del movimiento danés Dogma gana un festival. Italiano para principiantes, una esplendorosa comedia artesanal escrita y dirigida por la debutante Lone Scherfig, ganó ayer la Espiga de Oro, máximo galardón. No hubo disidencias ante la decisión del jurado presidido por el cineasta belga André Delvaux. El premio de interpretación masculina fue para Peter Gantzler, protagonista del filme ganador, y el femenino, para Emma Thompson, por Wit.

Otra comedia quedó situada en el segundo lugar de la lista de premios. Es la argentina El hijo de la novia, dirigida por Juan José Campanella, que ganó también, además de la Espiga de Plata, el Premio del Público, que se concede por votación de los espectadores de la Seminci. El segundo puesto de este galardón popular fue para la principal ganadora, Italiano para principiantes, y el tercer lugar para la iraní Kandahar, dirigida por Mohsen Makhmalbaf.

La decisión de conceder la Espiga de Oro a la comedia danesa tiene mucho sentido y es una decisión valiente y llena de sagacidad, porque así -aunque el filme de Lone Scherfig no es el más importante de los que han concurrido aquí- se pone de relieve la lenta pero imparable alza del prestigio adquirido paso a paso por los frutos austeros y minimalistas del movimiento danés Dogma, fundado en 1995 por Lars von Trier, y que ya está traspasando las fronteras de Dinamarca y arraigando en otras latitudes.

Las dos Espigas, Italiano para principiantes y El hijo de la novia, son películas llenas de vitalidad, comedias muy bien elaboradas, plagadas de golpes de ingenio, y de un infalible instinto para sacar jugo del viejo e inagotable recurso del chiste cinematográfico puro, el gag, tanto visual como verbal. Son cine gozoso y que reconcilia con el vibrante ritual de la contemplación colectiva de la comedia, pues ante ambas películas las respuestas sonoras del público son tan abundantes como unánimes, y el diálogo entre la pantalla y la sala es tan ágil y tan vivo que se siente a flor de piel y se dispara en brotes de carcajadas y de aplausos.

Las dos más importantes películas del concurso, las francesas Vete a saber y Elogio del amor, dos obras de gran alcance e inimaginables fuera de la cúspide de la obra de Jacques Rivette y Jean-Luc Godard, respectivamente, compartieron el Gran Premio del Jurado, lo que también es una decisión equilibrada e inteligente de este colectivo de cineastas presidido por André Delvaux y compuesto además por la guionista española Ángeles González Sinde, el productor español César Benítez, el productor suizo Moritz de Hadeln, la actriz venezolana Marialejandra Martín, el director británico Andrew Kazamia y el cineasta de animación holandés Gerrit van Dijk.

Fueron estos profesionales quienes valoraron positivamente el atrevido y expertísimo trabajo de Emma Thompson en las obscenas truculencias agónicas de Wit y concedieron el premio de interpretación femenina a la actriz británica. Otro filme británico, The claim, ganó el premio a la mejor fotografía, mientras el Premio Pilar Miró a la mejor primera película fue para el maravilloso filme iraní El voto es secreto, dirigido por Bayak Payami.

El Premio de la Crítica Internacional fue concedido a El pequeño Senegal, dirigido por Rachid Buchareb, 'por unir pasado y presente en su descripción de la esclavitud y la libertad'; con una mención especial para el filme hispano-argentino dirigido por Manane Rodríguez Los pasos perdidos, 'por confrontar ambigüedades universales con contextos personales y sociopolíticos, y por optar por la cruda verdad frente a las mentiras acomodaticias'.