El Himno y Rubiales
Justo un día después que los símbolos andaluces pasaran a manos de la Junta la diputada socialista Amparo Rubiales lanzaba su idea: hay que cambiar el himno andaluz porque es machista.
La buena señora basaba su argumentación en el hecho de que la letra, de 1918, era discriminatoria y que el particular feminismo de ella y otras compañeras progresistas pasaba por ese dato. La vicesecretaria de su partido días después en la misma sede del PA hacía valer la cordura y, a propuesta de un periodista, afirmaba que no había postura oficial al respecto: se trataba sólo de una idea de un grupo de compañeras del partido.
Lejos de apagarse la singular respuesta, la ex comunista, hoy representante en toda una Mesa del Congreso de los Diputados, volvía a la carga con un artículo en cierto diario de ámbito andaluz. Decía que se sentía argumentada por el eco en los medios de su propuesta (no llegaba a decir en qué sentido).
Señora diputada: como mujeres que somos usted me tendrá que explicar qué justifica usted con ese supuesto debate y si entiende que la liberación de la mujer o la lucha contra el patriarcado van por esos lares. Usted nos tendría que explicar a las mujeres andaluzas porque no dedica su tiempo y su cargo institucional a procurar ideas más serias y menos peregrinas en nuestra defensa, porque sólo parecen justificar vagamente un sueldo que le pagamos entre todas y todos.
Señoría, usted nos debiera decir si no hay otras cosas más serias donde emplear su condición de mujer y su rango público. ¿Es ésa su contribución a la segunda modernización de Andalucía que apunta el señor Chaves...? Nosotros, mientras tanto, sólo hemos notado su silencio cuando un alcalde de su partido presuntamente maltrataba a su pareja. Claro, usted estaba con tareas más progresistas... Me hubiera gustado oír su opinión. Qué lástima que entonces usted callara.
Háganos un favor a las mujeres y a los votantes andaluces: justifique su sueldo con cosas más serias.
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