El bombardero de Natal

46.744 puntos en 1521 partidos. 30,7 puntos por encuentro durante 25 años han permitido a Óscar Schmidt Bezerra convertirse en el máximo anotador de la historia del baloncesto. El sábado logró 21 puntos en la victoria de su equipo, el Flamengo, ante el Fluminense y superó la marca de Kareem Abdul Jabbar de 46.723. A los 54 segundos del segundo cuarto llegó la canasta histórica. Aficionados, periodistas, dirigentes, una muchedumbre saltó a la pista enloquecida para felicitar al mito. El partido estuvo interrumpido desde entonces durante 20 minutos en los que el jugador fue colmado de homenajes y felicitaciones. En Brasil el acontecimiento se ha celebrado por todo el alto, pero la FIBA ha amargado un poco la fiesta. La máxima autoridad del baloncesto mundial no reconoce la hazaña, ya que mantiene que en la marca del alero brasileño se cuentan los puntos logrados en partidos amistosos, mientras que en el caso de Abdul Jabbar sólo se contabilizan los conseguidos en partidos en la NBA, sin contar su época universitaria.

Por tanto, de momento con carácter oficioso, Óscar, nacido en Natal hace 43 años -Abdul Jabbar se retiró con 42-, se ha convertido en el jugador que más puntos ha conseguido. Aún tiene partidos para aumentar la cifra, ya que ésta será su última temporada en activo, después de una carrera que empezó en 1976 con el Palmeiras. 'Es una sensación maravillosa. Estoy muy agradecido a todos los que me han ayudado a conseguir este sueño, en especial a Ary Vidal', reconoció el jugador. Vidal fue el seleccionador de Brasil en su época dorada.

Mao Santa, mano santa. Así apodan en Brasil a uno de los mejores tiradores de la historia. Laurindo Miura, uno de los entrenadores más reconocidos en su país, fue el primer entrenador y maestro de Óscar, cuando el chaval, con 13 años, ya medía 190 centímetros. Miura se volcó en su formación: tras acabar los entrenamientos se quedaban los dos en la cancha repitiendo movimientos hasta hartarse.

A partir de ahí creció como jugador hasta límites que ni el propio Miura hubiera sospechado. En el verano de1977 llegó a disputar dos campeonatos suramericanos de selecciones en dos categorías diferentes, y fue campeón en ambos. Su mejor virtud, el tiro. Pocos jugadores han tenido una mecánica de lanzamiento tan sencilla y rápida como la de Óscar. Era inútil que su defensor se pegara a él como a una pareja de baile. No se sabe cómo y por qué tan rápido, el brasileño armaba su brazo y conseguía la canasta.

En 1984 llegó a Caserta y comenzó una etapa en Italia que duró diez años. Pulverizó todas las marcas y cuando acabó su etapa en la Lega, dejó una marca de 32,9 puntos por partido. En 1984, New Jersey Nets le eligió en el draft de la NBA, pero la imposibilidad de conseguir un contrato garantizado y lo que suponía en aquellos años para un jugador no estadounidense llegar a la liga profesional -no poder participar con su selección en ninguna competición-, frustraron su aventura americana. Fue sin embargo en Estados Unidos donde consiguió su triunfo más importante. Lideró a la selección brasileña que fue campeona del Panamericano de 1987 disputado en Indianápolis. En la final, Brasil venció a la EE UU de David Robinson.

Valladolid gozó con Óscar durante dos temporadas. Sus 11 triples en un partido ante el Murcia no han sido superados por nadie. Para la selección española fue una pesadilla. Nadie era capaz de pararlo, en los JJ OO de Seúl en 1988 logró 55 puntos ante el equipo de Díaz Miguel; esa competición la finalizó con más de 42 puntos por partido de media. Es el máximo anotador de las citas olímpicas después de sus cinco participaciones. En sus últimos años en Brasil, ha compaginado el baloncesto y la política. Ha sido responsable de Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Sao Paulo. Una leyenda viviente disputa su última temporada como jugador de baloncesto. Antes de la retirada quiere que su hijo Felipe sufra en primera persona lo que significa defender a Óscar.