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La gran 'movida' del SCH

El banco traslada a un millón de clientes para cerrar 2.400 oficinas

Íñigo de Barrón

Emilio Botín, presidente del Santander Central Hispano, está obsesionado con reducir costes. Dentro de la entidad se maneja un cálculo irrefutable: el BBVA, con 3.800 oficinas, tiene una cuota de mercado -del 13% aproximadamente- similar a la del grupo Santander Central Hispano, que cuenta con 5.483 sucursales, incluido Banesto.

Con este panorama, Botín y Ángel Corcostegui, vicepresidente y consejero delegado, prepararon el Programa DOS, que incluye el ejercicio 2002 y 2003. En él se especifica que el grupo debe reducir 901 millones de euros (150.000 millones de pesetas) en los dos próximos ejercicios. Para conseguir esta meta, la entidad se puso manos a la obra en 1999 con un plan para integrar las oficinas de las tres marcas, Banco Santander, BCH y Banesto. Según el banco, ha sido una experiencia pionera en Europa y América, por lo que no pudieron tomar como referencia ningún otro caso de competidores conocidos.

Aún tiene pendiente la unificación de la informática y la reorganización definitiva del mapa de oficinas en España

Los cierres de sucursales se hacen traspasando el negocio y los clientes de una sucursal a otra. El principio seguido es que la oficina con mayor negocio absorba el de las otras dos marcas, siempre que estén cercanas físicamente 'y no existan barreras geográficas, como puede ser una gran avenida que las separe o que dificulten el acceso de los clientes', explica Casto de la Mora, director general del Santander Central Hispano y responsable del plan.

La entidad tiene previsto cerrar 2.400 oficinas desde enero de 1999, fecha de la fusión, hasta el primer semestre de 2002. El plan está concebido por fases. Hasta septiembre pasado, el SCH había prescindido de 1.400 sucursales, lo que ha supuesto un ahorro de 135 millones de euros (22.500 millones de pesetas). En el último trimestre de este año se clausurarán otras 500 sucursales, de tamaño grande, con un ahorro de 97 millones de euros (16.200 millones de pesetas), dice la entidad.

El último empujón se producirá en los seis primeros meses de 2002, cuando prescindan de otras 500 sucursales, con un ahorro calculado de otros 97 millones de euros. En total supondrá adelgazar en 330 millones de euros (55.000 millones de pesetas) los costes de la cuenta de resultados.

En total, la entidad ha movido a un millón de clientes de sus oficinas tradicionales. La entidad asegura que se pidió autorización a los titulares de las cuentas para traspasarles el pasivo de un banco a otro, 'porque es una exigencia del Banco de España', explica Casto de la Mora. En las cartas se pedía el consentimiento para 'ceder a BSCH sus datos personales' y se decía que 'entendiendo que de no recibir respuesta suya en 15 días presta su conformidad a dicha cesión'. No obstante, reconoce que hubo una serie de cartas en las que se omitía la petición de autorización.

A los que se negaron a trabajar con otra entidad del grupo, 'que fueron pocos, se les indicó la oficina de su entidad más cercana al domicilio', dice el SCH. Estos casos se debían a relaciones históricas con la entidad, lazos familiares con algún empleado o vínculos empresariales, comenta la entidad. También algunos clientes argumentaron que les gustaba más la política comercial de una u otra marca para resistirse al cambio. Para evitar la pérdida de relación con los clientes, la persona de la oficina que se cerraba que tuviera una cartera más amplia de clientes se trasladaba a la de la marca absorbente durante un tiempo.

Los problemas surgidos por todo el movimiento de cuentas, créditos y depósitos 'han sido muy escasos. En todo caso, siempre se han resuelto con el defensor del cliente del Santander Central Hispano', comentan fuentes del banco. Para facilitar la operativa, el cliente no tenía que cambiar de talonario ni de tarjeta de crédito o débito. La caída de cuota de mercado por los cierres de oficinas ha sido del 2%, según Casto de la Mora.

La falta de un sistema informático unificado provocó que en las oficinas fusionadas se conviviera con dos sistemas a la vez. Las sucursales del SCH no tendrán sistemas unificados hasta 2002.

Una reorganización pendiente

El diseño del mapa definitivo de las oficinas del Santander Central Hispano y de Banesto en la geografía española todavía está pendiente de acometerse. Los analistas indican que las sucursales del grupo presidido por Emilio Botín 'no cubren todas las zonas más ricas y con mayor crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB). Como consecuencia de la fusión, dentro de las grandes ciudades han estado más pendientes de cerrar que de abrir oficinas en los nuevos barrios prósperos que se han ido desarrollando'. El plan que está ahora está en marcha busca ahorrar costes y poner en orden, con más o menos prisa, una situación de sobreabundancia de oficinas y empleados. Los expertos también opinan que este proceso habrá mezclado los clientes de BCH y Banesto con los del Santander 'que son muy diferentes en sus preferencias por la política comercial de esta entidad'. El SCH, consciente de que estos movimientos dan ventajas a la competencia, ha seguido el principio de no perder ninguna plaza en donde estaba presente con cualquiera de las tres marcas. La mayoría de las ocasiones las zonas rurales han quedado en manos de Banesto. Esta entidad ha cerrado 160 oficinas propias en 2000 y este año hará lo mismo con otras 225 sucursales.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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