'Talibanes' protestantes, los últimos terroristas
Un veterano periodista en Belfast ironizaba hace unos meses que la amenaza de David Trimble de renunciar al puesto de primer ministro de Irlanda del Norte si su enemigo de toda la vida, el IRA, no abandonaba las armas le recordaba a una escena en la película de Mel Brooks Sillas de montar calientes. Al verse arrinconado por una turba racista, el sheriff, el único personaje en la comedia de piel negra, se apunta la pistola a la cabeza y grita: '¡Quietos! Si alguien se mueve, mato al negro'.
La amenaza la hizo Trimble el 8 de mayo. El 1 de julio la cumplió. Pero como demuestran los hechos de esta semana el golpe no fue mortal, ni para Trimble ni, como se temía, para el proceso de paz en Irlanda. Al contrario. Lo que parecía haber sido una apuesta desatinada por parte del líder del Partido Unionista Unido ha contribuido a lograr el objetivo esta semana, no sólo de persuadir al IRA (Ejército Republicano Irlandés) a desarmarse, sino también de fortalecer su liderazgo frente a sus correligionarios protestantes. Y también ha conseguido, ante los aplausos de un mundo sediento de buenas noticias, de dar un impulso histórico a todos aquellos que desean poner fin a un conflicto que ha durado más de 30 años y ha dejado 3.600 muertos.
'Éste es el día que nos dijeron que nunca llegaría. Pero vean, sí ha llegado', afirma David Trimble refiriéndose a los partidarios del reverendo Ian Paisley
Tal es la confusión entre los grupos radicales protestantes que se están matando entre sí. Lo que hace, por pura supervivencia, que no puedan desarmarse
El ministro británico para Irlanda del Norte, John Reid, dio una emotiva respuesta en la Cámara de los Comunes al anuncio del IRA. 'Hoy en día, mientras el mundo lidia con los efectos del terrorismo más malvado, mientras vemos en Oriente Próximo las atroces consecuencias de romper el diálogo político y de las oportunidades perdidas, estoy en condiciones de declarar ante este Parlamento que el proceso político en Irlanda del Norte está vivo y avanzando'.
Un ministro católico
Pero en una entrevista poco después con la BBC, el escocés Reid, el primer católico en ocupar el cargo de ministro para Irlanda del Norte, sonó una nota de cautela. Consciente que desde que se firmó el también histórico Acuerdo de Viernes Santo, hace tres años, el proceso de paz ha parecido estar casi continuamente al borde del colapso, Reid señaló que se 'necesitan dos para bailar el tango', y advirtió a los grupos protestantes radicales que 'si se imaginan que poner bombas de manera indiscriminada e intentar asesinar a gente de otra religión es la manera de convencer al Gobierno británico a dialogar con ellos, están en la luna'.
Reid también mencionó la amenaza que proviene de pequeños grupos católicos disidentes, como el IRA Auténtico (Real IRA), el responsable de la bomba que mató a 29 personas en Omagh en 1998. Simpatizantes de estos grupos ya han clasificado al desarme del IRA como 'traición' y 'rendición'. Tanto el Gobierno británico como Gerry Adams, el presidente de Sinn Fein, brazo político del IRA, temen que la decisión de la organización terrorista de deponer las armas podría contribuir nuevos reclutas a aquellos que quieren continuar 'la lucha armada'.
Respeto por Adams
Pero lo que ha quedado en evidencia en los últimos tres años es que el movimiento republicano es más disciplinado y coherente que las fuerzas leales a la corona británica. Eso lo reconoce el propio Tony Blair, que según sus asesores siente un gran respeto por las cualidades políticas de Adams. Por eso Reid le ha dado mucho más peso en sus recientes declaraciones al peligro que representan los radicales protestantes.
De repente, y como consecuencia directa de la decisión del IRA de abandonar la guerra, el Gobierno británico ha dado un giro de 180 grados en su planteamiento histórico: por primera vez, Londres reconoce que su principal antagonista en Irlanda del Norte no es católico, sino protestante; no es por convicción política antibritánico, sino pro.
Como decía el mismo Blair el miércoles en la Cámara de los Comunes: 'La mayoría de nosotros creemos que aquellos que participan en actividades paramilitares y que se dicen unionistas en realidad no sienten ninguna lealtad en absoluto a los principios del Reino Unido'.
Otra extraordinaria ironía que se ha producido en los últimos días es que David Trimble, el dirigente unionista más importante y también el más moderado, se encuentra en una especie de coalición por la paz con Adams y, en consecuencia, con el IRA, en contra de aquellos radicales protestantes con los cuales él estuvo, a su vez, aliado en la época de su juventud.
Para medir el trayecto político que Trimble ha cubierto no hay que hacer nada más que fijarse en la figura de su antiguo ídolo y ahora acérrimo rival, el reverendo Ian Paisley, presidente del Partido Democrático Unionista (DUP).
Paisley, que hoy tiene 75 años y ha sido pastor durante más de 50, fundó el DUP en 1971 con el propósito explícito de asegurarse que los protestantes y los católicos en Irlanda del Norte jamás llegasen a un entendimiento político. Trimble en aquellos tiempos no sólo compartía plenamente el objetivo de Paisley, sino que militaba en un grupo llamado Unionistas de Vanguardia, cuyos fanáticos líderes hablaban de la posible necesidad de 'liquidar' a todos los católicos.
Trimble, que hoy cuenta con dos católicos (uno de ellos, Martin McGuinness, ex IRA), en el gabinete de Gobierno que mañana volverá presidir, ha evolucionado en su pensamiento político de manera espectacular. Paisley ha permanecido congelado en el tiempo.
Como ha escrito The Independent, 'a Paisley le llaman el Doctor No de la política irlandesa, no porque sea un político con un interés marginal en la religión, sino porque es un integrista evangélico que da la casualidad que también está metido en política'. Paisley, que en una ocasión en Strasburgo le gritó repetidamente a la cara al papa Juan Pablo II que era el 'antiCristo', definió una vez en un sermón su filosofía -o mejor dicho, teología- política. 'No va a haber ninguna política de acercamiento. Al que pacta con el enemigo, Dios le maldecirá'.
Trimble, en el 'infierno'
Según los mandamientos de Paisley, Trimble ya está condenado al infierno. Lo cual sería una apreciación cómica si no fuese por el hecho de que el líder de la guerra santa protestante cuenta, según los resultados electorales más recientes, con el voto del 40% de los unionistas. Y que es el venerado ayatolá, el líder espiritual de facto, de todos aquellos que se oponen desde el bando protestante al Acuerdo de Viernes Santo, sin excluir a los grupos paramilitares que tanto preocupan al ministro John Reid.
El DUP de Paisley ya ha afirmado que el declarado desarme del IRA no es nada más que 'un truco, una trampa, un engaño'. No le quedaba otra alternativa. Admitir que el IRA había actuado de buena fe hubiera significado reconocer que el antiCristo ya no lo era, con lo cual Paisley y el DUP perderían su razón política de ser.
Y en cuanto a las esperanzas de que grupos terroristas como la Asociación de la Defensa del Ulster (UDA) o la Fuerza Voluntaria del Ulster (UVF), entre otros, hayan tenido pensado seguir el ejemplo del IRA, la organización responsable de la mitad de las muertes en el conflicto irlandés, ya se han desvanecido. David Ervine, líder del Partido Unionista Progresivo, ala política del UVF, dijo que 'no existía el más mínimo motivo para pensar que el UVF estaba dispuesto a corresponder la iniciativa del IRA'. John White, del ala política del UDA, declaró que no veía ninguna posibilidad de que su gente abandone las armas. 'Para el Sinn Fein-IRA el desarme tiene su valor y su prestigio', dijo White. 'Pero para nosotros no hay nada'.
En cierto sentido, White tiene razón. Existen varios motivos detrás de la decisión del IRA de abandonar las armas, entre ellas la presión de Estados Unidos, donde el Sinn Fein ha recaudado 900 millones de pesetas en los últimos cinco años. Pero la más importante, según los analistas más imparciales, es que el movimiento republicano había llegado a la conclusión de que la paz le proporcionaba más ventajas políticas que la guerra.
El alto el fuego del IRA, que se ha mantenido desde antes del Acuerdo de Viernes Santo, ha aportado al Sinn Fein una legitimidad nacional e internacional y una capacidad de crecimiento extraordinarias. Gerry Adams y su número dos, Martin McGuiness, cenan con presidentes y primeros ministros. En Irlanda del Norte el voto a favor de Sinn Fein se ha disparado, y en el Sur, donde apenas ha tenido presencia, todo indica que se convertirá en los próximos años en una fuerza política importante.
La claridad del Sinn Fein
El Sinn Fein-IRA, que tienen una clara visión de sus objetivos, han sido los grandes ganadores desde que se inició el proceso de paz. El no realizar el desarme, el retorno a la guerra, hubiera significado un retroceso casi suicida.
El UVF y el UDA, en cambio, han visto una erosión constante del poder y los privilegios de la sociedad protestante, que hace 30 años, cuando comenzó el conflicto actual, ejercía un dominio sobre los católicos no del todo diferente al de los blancos sobre los negros surafricanos en tiempos del apartheid. Pero hay otro motivo por el cual ninguno de los dos puede por ahora abandonar las armas. Tal es la confusión entre los grupos radicales protestantes, que se están matando entre sí. El año pasado murieron más de una docena de personas en enfrentamientos entre integrantes armados del UVF y el UDA.
Cientos de familias protestantes tuvieron que evacuar sus casas. Hasta ahora, los dos bandos, que se ven el uno al otro como si fuesen dos mafias enemigas, no han firmado ninguna paz, lo cual hace que ambos se sientan obligados, por motivos de pura supervivencia, a mantenerse armados.
Lo cual ayuda a comprender por qué no ha habido nadie más feliz en Irlanda esta semana que el habitualmente sombrío David Trimble. Si el IRA, con mucha diferencia el conjunto armado más grande y más sofisticado de Irlanda del Norte, no hubiese anunciado que abandonaba las armas y si el proceso de paz hubiera colapsado, los únicos aliados posibles de su partido hubieran sido los talibanes irlandeses del reverendo Paisley y los confundidos matones del UVF y el UDA.
'Éste es el día que nos dijeron que nunca llegaría', declaró David Trimble, refiriéndose claramente a los partidarios de Paisley, al oír que había ganado su arriesgada apuesta del día 8 de mayo. 'Pero vean', agregó Trimble, radiante, 'sí ha llegado'.
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