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Reportaje:

París, Buenos Aires, Valencia

Juan Echanove y Liberto Rabal presentan la última película de la Mostra de València, que se clausura hoy

'No es un realizador de imágenes, sino un contador de historias'. Esta es la descripción que el actor Juan Echanove hizo de Eduardo de Gregorio, director de Tangos robados, la película con la que la Mostra de Valencia cerró ayer las proyecciones de la sección oficial. Poco conocido en nuestro país, De Gregorio es toda una institución en los círculos cinéfilos a causa de sus trabajos como guionista para Jacques Rivette y Bernardo Bertolucci y, sobre todo, a una película 'de culto': Corps perdus.

Ayer se presentó en la Mostra de València su último largometraje, Tangos robados, una co-producción hispano-francesa enormemente inteligente que juega con el espectador a través de una historia de reminiscencias borgianas en la que el cine se reproduce a sí mismo en otro tiempo y en otro lugar. Es una fábula que, en palabras de Echanove, 'traza un camino entre la realidad y la ficción para declarar su amor por el cine'. Película llena de guiños cinéfilos, literarios y musicales, Tangos robados reproduce el viaje en el tiempo desde el París del año 2000 hasta la Buenos Aires de 1940 de un grupo de personajes que 'viven situaciones partiendo de diálogos escritos', según la lectura que del filme hizo su productora Mariel Guiot.

Eduardo de Gregorio no pudo completar el trayecto real entre su Buenos Aires natal, la París en donde vive y la Valencia que vio el estreno mundial de su película, por culpa de una inoportuna enfermedad. Pero estuvo representado por los actores Liberto Rabal, Juan Echanove y Andrea Bronston y la productora Mariel Guiot. Su presencia ensalzó una película 'de autor' que, a buen seguro, provocará reacciones contrapuestas en la crítica y el público debido a su intrincada narratividad y a sus referencias elitistas.

Difícilmente Tangos robados figurará mañana en el palmarés de la Mostra que el jurado internacional dará a conocer hoy. En las 14 películas que concursan en esta edición (ayer también se presentó la griega Athen's Blues, de Georges Panoussopoulos, una fallida comedia coral), los pronósticos apuntan a la italiana Tornando a casa, de Vincenzo Marra, la eslovena Sladje Sanske, de Saso Podgorsek, y la francesa La confusion des genres, de Ilan Duran Cohen. La calidad de estos tres filmes, superior a la del resto de cintas a concurso, permite aventurar un imaginario podio en el que podría colarse algún filme norteafricano, sobre todo aquellos que inciden en temas actuales.

El festival se clausura esta noche en una gala que tendrá lugar en el Palau de la Música y que será presentada de nuevo por Assumpta Serna y Toni Cantó. En su transcurso se entregarán las Palmeras de oro, plata y bronce a las mejores películas de la sección oficial, el premio que otorga el público al mejor filme de la sección informativa y el galardón a la mejor opera prima. Acabará así la primera edición del certamen presidida por Jorge Berlanga en la que, junto a notables avances en materia cinematográfica, como la recuperación de las ruedas de prensa de presentación de los filmes de la sección oficial, se han registrado algunos desajustes organizativos, como los problemas surgidos por la deficiente proyección de las películas y los vídeos en los cines Lys o la poca presencia del festival en las calles de la ciudad.

De izquierda a derecha, Andrea Bronston, Liberto Rabal, Mariel Guiot y Juan Echanove ayer en la Mostra de València.
De izquierda a derecha, Andrea Bronston, Liberto Rabal, Mariel Guiot y Juan Echanove ayer en la Mostra de València.CARLES FRANCESC
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