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Reportaje:

Un creador insaciable

El pintor Miguel Pérez Aguilera afirma a sus 86 años que 'la verdad es la obra que queda'

Margot Molina

'Un día sin pintar es un día perdido'. Así de rotundo es Miguel Pérez Aguilera (Linares, Jaén, 1915). A pesar de que pronto, el 11 de febrero, cumplirá 87 años, este pintor y maestro de artistas siente la llamada del lienzo en blanco con la misma fuerza que un estudiante de Bellas Artes. El artista, que reside en Sevilla desde la década de los cuarenta, sólo está interesado en trabajar. Sube a su estudio, dos pisos por encima de su casa, y se sumerge en esa abstracción tan colorista y meditada que practica desde hace más de un cuarto de siglo.

'Todo lo que no sea pintar son tonterías. La verdad es la obra que queda', dice este maestro de artistas que, aunque se jubiló como catedrático de Dibujo del Natural en 1985, es profesor emérito de la Universidad de Sevilla y continúa dando clases. Este año imparte un curso monográfico titulado Un dibujo expresionista a 40 alumnos en la misma facultad en la que ha sido catedrático.

Pérez Aguilera, que cada día pinta durante cinco horas repartidas entre la mañana y la tarde, recibirá la primera Medalla de Oro que ha creado la Real Academia de Santa Isabel de Hungría de Sevilla.

'Si me dan una medalla la acepto, porque no tengo más remedio. Pero, la verdad es que no me gustan los reconocimientos. Me nombraron miembro de la academia de Córdoba y seguramente me habrán echado porque nunca he aparecido por allí. Lo que más me complace son mis cuadros, ver los montones de cuadros que tengo en mi estudio. Ahora me voy a quedar casi sin ninguno porque estoy preparando seis exposiciones', se lamenta el artista que el próximo día 26 inaugurará una muestra en la galería Birimbao de Sevilla. Cuando cumplió los 80 años, la Consejería de Cultura organizó una gran muestra en Sevilla y la mayoría de las obras salieron de su estudio. Su esposa y también pintora, Salud Montoto, aprovechó entonces para contar las pinturas, había unas 2.000.

La grandeza de Pérez Aguilera, coinciden los cientos de artistas que han pasado por sus clases, proviene de su generosidad, de la libertad que siempre ha defendido y propiciado entre los aspirantes a artistas.

Nombres importantes para el arte contemporáneo español, entre los que se encuentran Carmen Laffón, Luis Gordillo, Francisco Cortijo, Jaime Burguillos, Félix de Cárdenas o Curro González, han pasado por sus clases. La lista de artistas que han sido sus alumnos en Dibujo del Natural de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla es larguísima.

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'Cuando un chico tiene 20 años, aunque se llame Cézanne, Monet o Sisley, hace un tipo de pintura semejante al resto de los estudiantes. Lo interesante es el salto que tiene que dar para encontrar su propia personalidad y convertirse en lo que hoy entendemos por Cézanne, Monet o Sisley. Un alumno de Bellas Artes de hoy, pinta igual que lo hacía en su juventud uno de los grandes', asegura.

'Cuando yo empecé a enseñar la formación que recibían los jóvenes era completamente negativa. Se les enseñaba a pintar bien, en lugar de pintar racionalmente y emplear la razón en interés de su propia pintura'. Pérez Aguilera siempre supo transmitir esa sensación de libertad a sus alumnos en momentos, especialmente durante la dicturadura, en los que no se recibía información del extranjero y la Historia del Arte que se enseñaba en España terminaba con Goya.

Sin embargo, a pesar del gran prestigio que tiene como profesor, si tiene que escoger, prefiere su faceta de creador. 'Me quedaría con 60 años de pintura', asegura el pintor que comenzó dentro de la llamada Joven Escuela Madrileña. La nueva muestra que presenta este prolífico artista, que podrá verse en la galería Birimbao hasta el 27 de noviembre, reúne una veintena de obras. Desde las figuraciones que pintaba en 1943 hasta las últimas abstracciones fechadas este mismo año. 'Cuando miro esta obra de 1975 (Fondeadero. Río Guadalquivir) y esta otra de 1997 (se refiere a una de sus abstracciones), me parecen iguales', sentencia.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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