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Crónica:EUROLIGA | BALONCESTO
Crónica
Texto informativo con interpretación

Lakovic da una lección a un Madrid dormido

Quizá fue la actitud indolente del Real Madrid, o quizá su falta de imaginación en ataque. Tal vez la causa de que ayer ante los eslovenos del Novo Mesto los blancos cosecharan su primera derrota en la Euroliga fuera la pésima defensa, o tal vez el múltiple día negro de los Angulo - uno de ellos, Lucio, convertido ayer en Espinosa en honor a su madre- o Herreros, o Djordjevic. Tal vez. Pero el principal motivo de la desintegración blanca hasta su insuficiente resurrección en el suspiro final fue Lakovic. Es este un base de pequeña estatura y cara de niño con trazas de jugador genial que destrozó al Madrid con su acierto (anotó 41 puntos) y con su lectura de una defensa más que agujereable.

REAL MADRID 87| NOVO MESTO 93

Real Madrid: R. López (22), L. Angulo (6), Herreros (9), Struelens (4) y Tarlac (9); Djorjevic (4), Vukcevic (20), A. Angulo, Tabak (3), Iturbe (10). Novo Mesto: Lakovic (41), Gnjidic (4), Grum (9), Skelin (8) y Davison (8); Bronjak (5), Mirkovic (4), Anzunovic (6), Capin (4), samanic (7). Árbitros: Stokes, Roth y Gondas. Unos 5.000 espectadores en el Raimundo Saporta.

Después de una primera mitad en la que los blancos, no se sabe muy bien confiados a qué espíritus de la suerte, consiguieron mantenerse dentro del partido, los eslovenos empezaron a abrir hueco gracias a los lanzamientos triples. Un hueco que llegó a ser hasta de 18 puntos (35-53). La superioridad del grupo esloveno, con Lakovic inspirado y ayudado por Dbrojnak y Samanic, tocó entonces su techo. Pero el Madrid, con Lucio Angulo presionando en toda la cancha a Lakovic, consiguió poner nerviosos a los balcánicos y abrir un resquicio de esperanza.

Un parcial de 14 a uno, con triple de Iturbe incluido, volvió a introducir por una rendija a los blancos en el choque. Una rendija que no fue suficiente. Anzulovic, con un triple al comenzar el último tramo, mostró que los eslovenos no iban a soltar una victoria que era suya desde el primer minuto, aunque estuvieran a punto de perderla en el último.

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