El Celta se rinde un homenaje

El Celta ha vuelto. Tan observado se sentía después de tres empates seguidos, de los apuros en la Copa y del adiós de Boban que se tomó el partido a vida o muerte, y sobrevivió. No sólo derrocó al líder; recobró su mejor fútbol, ése en el que la pelota corre de esquina a esquina para desesperación del rival. Sustentado por la defensa de inicio de campeonato, no de la de los últimos trompicones, se rindió un pequeño homenaje. Sigue vivo y goza de buena salud.

Sólo cuatro goles había encajado en la Liga el Betis antes de llegar a Balaídos, pero su defensa no acumuló méritos en Vigo. Brillaron destellos de algunos de sus futbolistas, pequeños ramalazos de un equipo bien armado pero que careció de cuajo para sobreponerse a los goles del Celta. Cuando Gustavo López abrió el marcador amagaba el Betis con liarla, pero desde ese fatídico minuto trece no dio señales de existencia.

Encajó mal el golpe el Betis y se sintió a gusto con el viento favorable del marcador el Celta, que desde ese momento enseñó su mejor cara. Y ya se sabe cómo se las gasta la mejor versión del Celta. Irrumpió Mostovoi -como siempre-, y encontró en la línea de tres cuartos de la pasada temporada el apoyo necesario para que el campo de Balaídos reviviese una fiesta.Tuvo gusto a tiempos pasados el fúbol de los locales, porque junto a Mostovoi tiraron del equipo un Karpin pletórico y Gustavo López, en cuyos oídos resuena la llamada al Mundial. Volvieron los taconazos, el balón de esquina a esquina y el rival en una persecución inútil, que se hizo especialmente penosa para el Betis por las bandas.

Más que el primero, fue el segundo gol el que consagró el regreso de Gustavo López tras un período de lesiones y ausencias en la selección argentina. Si en el primero pudo sacarle un rombo a la pelota, en la segunda se mofó de la defensa andaluza, que le tendió una emboscada desesperada. Pero es difícil evitar que el extemo argentino alcance la línea de fondo, y mucho más que no invente un centro. Si normalmente Catanha sólo tiene que empujarla, esta vez se adornó en el regate.

Los estertores del partido reservaban una recompensa para Mostovoi, que forzó el penalti y lo anotó, y para el Betis, que al final estampó su firma con un gran gol de Calado.