Una casa por siete millones

'El campismo no es una actividad turística de segundo nivel. Exige cierto nivel económico', asegura Miguel González, uno de los organizadores de la XVI acampada regional.

Los datos avalan a González, aunque sólo en parte. La actividad del campismo exige una inversión inicial relativamente fuerte, según el tamaño y equipamiento de la caravana que se adquiera y de si ésta es o no de segunda mano; pero no supone un gran gasto anual de mantenimiento o un desembolso excesivo para salir de vacaciones, por lo que se ahorra en alojamiento.

Las caravanas, que se enganchan al coche como un remolque, cuestan nuevas entre 800.000 pesetas y dos millones y medio. Las autocaravanas, que llevan integrados el vehículo (una camioneta) y la vivienda, suelen superar los cinco millones.

En Alcalá de Guadaíra han instalado una muestra de su oferta tres empresas sevillanas del sector. Allí, los aficionados pueden observar las últimas novedades.

En el campo de la caravana tradicional, lo último es un espacio construido de una sola pieza en fibra de vidrio, para cuatro personas, que cuenta con todas las comodidades imaginables (calefacción, baño completo, frigorífico y cocina), y sale por 2.350.000 pesetas.

La autocaravana más avanzada tiene cabida para seis personas, un baño completo mucho más grande que el de cualquier caravana, aire acondicionado, depósito de agua potable de 120 litros y, en la modalidad 'garaje', un gigantesco maletero en el que cabe, según afirma su vendedor, hasta un Fiat Cinquecento. Una auténtica casa con la que, por siete millones de pesetas, puede irse de vacaciones una familia completa con total independencia.

Los campistas sacan mucho rendimiento a sus inversiones. Los clubes a los que pertenecen organizan excursiones de fin de semana cada mes, acampadas regionales y nacionales anuales y, en vacaciones, cada uno por su cuenta con la única limitación de contar con un cámping en el camino.