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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

La UCI maltrata a Botero

El colombiano fue obligado a correr a ciegas, sin referencias de los favoritos

Carlos Arribas

Santiago Botero, el pesimista, no veía clara la contrarreloj, no le gustaba el circuito, no se sentía a gusto; y encima la UCI, en un acto de maltrato evidente hacia quien había ganado las dos contrarreloj largas de la Vuelta, le hacía salir al principio del bloque de los favoritos, le hacía correr a ciegas, sin referencias. A casi todas las dificultades se sobrepuso gracias a sus piernas, su fuerza desmesurada.

'Salieron nada menos que 16 detrás de Botero', dice José Luis Laguía, el técnico del Kelme que le siguió en la prueba del Mundial. 'Y no sólo sufrimos por la falta de referencias de los demás ni porque los otros, Millar, Ullrich, Leipheimer, se aprovecharan de las referencias de Botero, sino porque detrás de él salió mucha paja, corredores de segunda fila a los que empezó enseguida a doblar, y él los doblaba y se quería quedar allí, pensando que iba perfecto, y encima yo no podía seguirle con el coche, porque me tenía que quedar detrás de los doblados, y no le veía, y Botero necesita que le den muchos consejos para manejar el cambio, y yo iba a ciegas....' Y aun así sólo perdió 11s en 38 kilómetros con Ullrich, quizás el mejor ciclista de los últimos años.

Santiago Botero, el realista, estaba, pese a todo, contento. Contento por el orgullo que un día podían sentir los colombianos, la dosis de autoestima que servía a su país. 'Es más bonito que ganar una etapa del Tour, porque en un Mundial llevas el maillot de tu país, corres para tu país, es el país el que gana', dice Botero, nacido en Medellín hace 29 años, de padres anticuarios. Un caso atípico y no porque sea colombiano y rubio, ojos azules y más rodador que escalador, y titulado universitario en gestión de empresas. Botero empezó tarde a ser ciclista, lo hizo para perder kilos, y empezó como corredor de mountain bike. Luego pasó por la pista y acabó en el Kelme. Siempre hombre de fuerza, más que ligero escalador, Botero ha exagerado la tendencia el último año. En 2000 ganó la etapa del Izoard del Tour y el maillot de rey de la montaña. Fue el único que pudo dejar clavado a Armstrong subiendo. En 2001, después de un invierno dedicado al gimnasio y las pesas y a la adquisición de músculo por todas partes, se quedó sin apenas capacidad escaladora. 'He hecho demasiado trabajo de fuerza, pero para 2002 espero volver a ser escalador'.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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