Increíble remontada de Ullrich
Botero, tercero, da a Colombia la primera medalla de su historia
A seis kilómetros del final, el gran favorito, el potente Jan Ullrich, estaba aún a 10 segundos del aéreo británico David Millar. El largo inglés llegó, cruzó la meta, vio que iba el primero y se sintió ganador. Cuatro minutos y medio después, empezó a llorar, a los 4 minutos y 54 segundos, décima arriba, décima abajo, el inglés, el simpático y sonriente ciclista de aires bohemios y amante de la cerveza que en la Vuelta disfrutó con alegría, empezó a dar puñetazos de rabia. Lo veía, y por lo tanto lo creía. Jan Ullrich le había arrebatado el oro, su oro. En los últimos kilómetros, el alemán le recuperó los 10 segundos; más todavía, le recuperó seis segundos más, los seis segundos de diferencia final.
Santiago Botero, el extraordinario colombiano rubio, había estado esperando más tiempo. No pensó que fuera a ganar, no lo sintió nunca, así que acogió con un suspiro de resignación la última exhibición del temible alemán, los últimos dos kilómetros que corrió en paralelo con el bestia húngaro Laszlo Bodrogi, una mole de corredor que se empeñó en sprintarle a Ullrich, en picarle poco después de que el alemán le doblara.
Fue la liebre perfecta, el acicate, el gancho psicológico que le permitió a Ullrich, el orgulloso, sobrepasar los límites del sufrimiento, buscar ese algo más que le permitiera marcar la diferencia, que le permitió correr el último kilómetro en menos, unos segundos menos, de un minuto, a 65 por hora. Botero fue bronce. Se confortó pensando en Colombia, en la primera medalla jamás ganada por un colombiano en un Mundial de ciclismo. Una medalla ganada en una contrarreloj, precisamente. El fin del mito de los escarabajos.
'La historia ha sido así', dijo Santos González el mejor de los españoles (séptimo, a 1.26m de Ullrich; Plaza fue noveno, a 1.45m). 'Ha sido una contrarreloj dura por lo atípico del trazado, un subibaja continuo, una tortura, sufriendo al bajar porque hay que jugársela, sufriendo al subir porque duele, llegas a meta y no sabes si has ido mal o no porque no hay referencia que valga, ni la frecuencia cardiaca, ni la de pedaleo, ni la velocidad, sólo te vale el tiempo que te den desde el coche, y como yo he salido pronto... Pero qué pedazo de animal es Botero, cómo va, tiene fuerza y está en forma, sabe sufrir'.
La historia fue también la historia de Ullrich: 'Contaba con las referencias de todos y he preferido reservarme en la primera vuelta para vaciarme en la segunda; y luego me vino bien Bodrogi, fue una referencia importante'.
Y la de Millar: 'Estoy triste y decepcionado, pensaba que había ganado'.
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