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LUCHA CONTRA EL TERRORISMO

La oferta de bacterias por Internet alienta la alarma de un ataque biológico

Las autoridades no descartan que los terroristas intenten infectar a la población civil. La tecnología para crear armas biológicas es barata, pero el éxito de su distribución masiva depende del nivel sanitario del país.

El ataque de réplica norteamericano a Kabul ha reavivado el miedo de la ciudadanía a una respuesta terrorista basada en armas biológicas. El Gobierno ha ordenado al sistema sanitario que informe con urgencia de cualquier síntoma de infección sospechoso y la detección la semana pasada de una persona infectada con antrax en Florida desató las alarmas.

Es una posibilidad real. Internet ofrece toda la información y los productos necesarios para producir grandes cantidades de bacterias y virus en un pequeño laboratorio casero. Sin embargo no todo está perdido: en la naturaleza hay muy pocos microorganismos susceptibles de ser utilizados en este tipo de ataques, y la creación y distribución de nuevos patógenos asesinos no es fácil.

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'Con una inversión de unos 20 millones de pesetas se puede montar un laboratorio con la tecnología necesaria para producir grandes cantidades de virus o bacterias, patógenos o no', explica un científico del Centro de Biología Molecular de Madrid que evita dar su nombre.

Compras en Internet

Y no es sólo una cuestión económica. Ciberp@ís ha podido constatar que, con un poco de astucia, cualquiera puede comprar a través de Internet todo el utillaje y los compuestos químicos necesarios para cultivar microorganismos. Hay grandes empresas e instituciones que venden bajo pedido células, virus y bacterias para su uso en departamentos de investigación y en empresas biotecnológicas.

Realizan sus envíos en tiempo récord, casi como si de un disco compacto se tratase. Basta con rellenar un formulario en línea para que el pedido sea procesado. Un ejemplo: hacerse con una muestra purificada del Clostridium butyricum, causante del botulismo, cuesta 185 dólares, algo más de 33.000 pesetas, gastos de envío incluidos.

Sin embargo, en la naturaleza hay un número limitado de agentes infecciosos susceptibles de ser utilizados en un ataque indiscriminado. Muchos virus, como el HIV, causante del Sida, quedan descartados a pesar de su peligrosidad porque su vía de transmisión no permite un contagio rápido y masivo.

En cambio, microorganismos como la bacteria del antrax o el virus de la viruela sí que tienen un potencial uso bélico, terrorista o criminal. Afortunadamente, conseguir estos patógenos no resulta tan sencillo.

'En los países avanzados hay unas normativas que asignan distintos niveles de seguridad a los microorganismos conocidos. Los más peligrosos están muy controlados', explica Mariano Esteban, virólogo y director del Centro Nacional de Biotecnología de Madrid.

'Hoy en día, únicamente dos laboratorios de alta seguridad en el mundo, uno en Atlanta y otro en Rusia, tienen unas muestras congeladas del virus de la viruela. Acceder a ellos es casi imposible. Además, unos potenciales terroristas que lograran unas muestras de este tipo de virus tendrían que contar con unas medidas de seguridad muy fuertes para evitar infectarse, porque se la juegan'.

Otro factor al que tendrían que enfrentarse a la hora de llevar un ataque sería la difícil tarea de lograr la diseminación de los productos biológicos sobre un objetivo, algo que plantea muchos problemas técnicos.

Y aún así no está muy claro que los efectos fueran devastadores. Si un patógeno tiene un efecto fulminante sobre las personas afectadas, el control del brote por parte de las autoridades resulta más sencillo que controlar una epidemia como la del virus HIV, que puede infectar durante años sin producir síntomas. Además, como resume el investigador anónimo , 'el factor más importante es la población donde un agente infectivo se manifiesta'.

Agua clorada

'Para un virus o una bacteria no es tan fácil desarrollarse en países avanzados donde el agua está clorada, donde la población está bien alimentada y tiene el sistema inmune a pleno rendimiento. Es en la pobreza, donde las medidas sanitarias e higiénicas son deficientes, donde resulta muy fácil que cualquier agente infeccioso sea peligroso'.

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