El Atlético pierde por primera vez
Los madrileños juegan de amarillo y caen ante el Sporting por un penalti en la prolongación
De amarillo y de penalti en el último minuto. Así cayó por primera vez el Atlético en esta Liga, ante un Sporting que había llegado al partido angustiado y lleno de dudas. Tras el primer cuarto de hora, con un Atlético arrollador, el Sporting parecía muerto. Pero los atléticos levantaron el pie y lo pagaron con la derrota.
Luis Aragonés tuvo que plegarse a los intereses comerciales y sus jugadores aparecieron en El Molinón de amarillo total. Alberto, un asturiano que compartió línea media con Luis en el Atlético de los 70, recordaba que el de Hortaleza tiene tal aversión por ese color que en una ocasión obligó a Reina a cambiarse el jersey. Pero ayer mandaba Nike.
El uniforme no importó mucho al principio porque se vio un Atlético imperial, muy metido en el partido. El Sporting había perdido sus dos últimos partidos. Y como castigo, dos pesos pesados, Lediakhov y Míchel, se quedaron en el banquillo en beneficio de Lozano y Villa.
Acebal, el entrenador, buscaba mayor solidez, más bloque, pero al principio no se vio por ningún lado. El Sporting se vio agobiado por la presión muy adelantada del Atlético, que recuperaba pronto el balón y llegaba con peligro, sobre todo por las bandas. En esos quince minutos, Diego Alonso estrelló una chilena en el larguero, Aguilera se plantó solo ante Valencia, que le sacó el remate milagrosamente, y Correa acabó marcando en una nueva muestra del protagonismo de Aguilera y de la debilidad defensiva de Dorado, la alternativa imposible a Roberto Carlos en el Madrid.
El Atlético se encontró con el escenario ideal para rematar. Pero, sin saber muy bien por qué, la maquinaria amarilla bajó sus revoluciones. Hasta el descanso, el Atlético siguió con la iniciativa, pero levantó la bota del cuello de un rival abrumado. A falta de otros recursos, el Sporting le echó coraje y velocidad, y entonces tuvo que aparecer Burgos con un par de intervenciones decisivas ante Villa y Lozano.
El Sporting se acabó de convencer en el descanso de que el milagro era posible. Una ingenuidad de Aguilera, que derribó a Lozano en el área, lo metió definitivamente en el partido. Los gijoneses se crecieron en la misma medida que se achicaron los de amarillo, que ya no deslumbraban a nadie. El balón pasó a poder del Sporting, que lo movió con rapidez en cuanto pasaba del centro del campo, sobre todo cuando conectaban Lozano, David Pirri y Villa. Éste, que se hinchó el año pasado a meter goles en el filial, los falló ayer de todos los colores, incluido uno que le sirvió en bandeja Lediakhov.
A esas alturas (minuto 79), el Atlético había tenido un amago de reacción gracias a la impagable presencia de Fernando Torres, capaz de echarse el equipo a la espalda. Pero como el propio Torres se dejó birlar un balón por Dorado cuando iba a fusilar y Valencia frenó en seco una llegada de Roberto, la última opción fue para el Sporting, que marcó de la única forma que podía hacerlo ayer: de penalti.
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