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Crónica:FÚTBOL | Sexta jornada de Primera División
Crónica
Texto informativo con interpretación

San Mamés resucita el fútbol más viejo

Athletic y Betis se empequeñecen en un partido sin ocasiones ni juego

Definitivamente, al Athletic se le atraganta San Mamés. Ni jugando bien, ni jugando mal consigue la victoria, algo que le tiene atenazado, nervioso, dubitativo. Ayer decidió jugar a la vieja usanza -es decir, sin medio campo- en la constante y recurrente apelación a Urzaiz, un coloso obligado a jugar de espaldas y en la línea de medio campo. Una tentación atávica que le sobreviene a los jugadores del Athletic en cuanto el rival resopla en su espalda. Ahí no hay entrenador que valga.

El Betis, con el lustre del liderazgo en la camiseta, es un equipo conjurado para correr sin desmayo, pegarse al rival y chutar a la primera oportunidad, con o sin defensa por delante, con o sin compañero desmarcado. Así lo intentó Gudjonsson en tres faltas lejanísimas, poniendo en apuros a Lafuente, que siempre esperó el centro. Así lo pretendió Casas, un delantero de los de antes, que tira a portería caiga quien caiga por delante y sin levantar la cabeza del suelo. Así nacía y moría cualquier ocasión de gol.

ATHLETIC 0| BETIS 0

Athletic: Lafuente; Larrainzar, Lacruz, Carlos García, Larrazabal; Urrutia, Óscar Vales; Joseba Etxeberria (Alkiza, m. 86), Guerrero (Ezquerro,m. 76), Javi González; y Urzaiz. Betis: Prats; Varela, Juanito, Rivas, Mingo; Ito, Cañas; Gudjonsson (Merino, m. 59), Capi, César (Belenguer, m. 89); y Gastón Casas (Ikpeba, m. 66). Árbitro: Muñiz Fernández, del colegio asturiano. Amonestó a Gudjonsson y Varela, por parte del betis y a Javi González, Urzaiz y Lacruz, por el Athletic. Unos 35.000 espectadores en San Mamés.

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El partido se emprobeció progresivamente, trabado por la presión, las faltas y los pelotazos mejor gestionado por el Betis, que se lo llevó a su terreno y nunca dominado por el Athletic que, por vez primera, traicionó las ideas de su entrenador. Sin toque, sin pausa, sin control, sin paciencia, el encuentro se arrimaba a la orilla del Betis, que había saltado al campo con el afán de convertir el partido en una cárcel de trabajos forzados. Lo consiguió desde el principio, aunque ofensivamente parecía un equipo tan vulgar como tenaz y condenado únicamente a la pierna derecha del osado Gudjonsson. Con él de por medio, mas vale aque nadie espere un centro.

Al margen del resultado, ambos equipos perdieron crédito. La regeneración del Athletic sufrió un parón, la resurrección de Guerrero (amargado por Ito) padeció una recaída.

Heynckes decidió ritar por la calle de en medio. Si el centro del campo no funciona, lo mejor adelantar a uno de los centrales (Carlos García) para sorprender al rival. El Betis encajó mal la decisión. Tanto se sabían la lección inicial, que cuando le cambiaron el guión no supo que hacer. Juande movió el banco para apagar el incendio y el asunto volvió por sus fueros. Eso sí, con el Athletic volcado a la antigua usanza -es decir con el ánimo, más que con el juego-, tal como enpezó y el Betis empequeñecido como si el paso de los minutos le convenciera de la grandeza del empate.

Un resultado pequeño para dos equipos, ayer muy pequeños, y muy lejos de las expectativas que habían generado en la competición. A ambos les queda mucho por recorrer. Entre otros caminos, el de la regularidad, al Athletic, y el de la brillantez al Betis. Basta con que se fijen en Urzaiz, para encontrar el norte y el sur.

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