El gran día de Aloisi

Una alarmante falta de ritmo marcó el inicio del partido, en el que Osasuna y Sevilla buscaban tres puntos muy importantes para su particular lucha por evitar el descenso. El equipo local, lejos de salir con la actitud agresiva con la que suele afrontar las citas de casa, se mostró algo frío y descolocado. Y eso que un garrafal fallo de la defensa sevillista, a la hora de hacer el fuera de juego, había permitido plantarse sólo al Tiburón Armentano ante Notario, aunque su disparo raso tropezó en el cuerpo del guardameta. Es precisamente esta poca efectividad del argentino de cara al marco contrario lo que enciende a los aficionados rojillos.

Pero, superado este insulso comienzo, el partido resultó especialmente vibrante, incluso exagerado para la escasa oferta futbolística de los dos equipos. El Sevilla plantó en el césped dos barreras muy difíciles de superar: la primera, en el centro del campo, con Podestá y Casquero encargados de robar todo balón que por allí apareciese; la segunda, en la defensa, con Prieto y Pablo Alfaro de guardianes. El único resquicio que encontraba Osasuna estaba en la banda derecha. Rivero, reconvertido en las últimas jornadas en carrilero, penetró constantemente por allí y causó verdaderos quebraderos de cabeza a su marcador, David. Unzué salvó también a Osasuna al sacar, con un escorzo, un envenenado remate de Moisés.

A veinte minutos del final, el australiano Aloisi, el fichaje más caro del club navarro, entró en el campo con la decisión de que ayer iba a ser su gran día. Y lo fue. Cuando apenas llevaba cinco minutos en el campo, aprovechó el enésimo desborde de Rivero a David para cabecear a la red.