Pinchos de cine

Ya estamos de lleno metidos en una nueva edición del Festival de Cine donostiarra. Los cubos del Kursaal se convierten por unos días en la meca cinematográfica de medio mundo. Uno de sus alicientes colaterales es, sin duda, las bondades gastronómicas de la capital guipuzcoana. Resultaría reiterativo elaborar una guía de los mejores restaurantes, asadores y sidrerías de la ciudad. Por eso, dentro de lo puramente gastronómico, esta página va a intentar ser un lazarillo, de momento virtual, de los mejores bares de pinchos del entorno más cercano de los cubos de Moneo. Vamos, que puede ayudarle a picotear de cine en un radio inferior a 200 metros.

Ubicado al costado del cubo grande, y dentro de las instalaciones del Palacio de Congresos, nos topamos con la moderna y luminosa Cafetería Kursaal-Martín Berasategui. No es de extrañar la magnífica cocina, también de pinchos, que aquí se ofrece, dado que detrás de todo está el incansable Berasategui y su prolífico equipo. Bandejas con pintxos fríos en la barra, de puro diseño, y los calientes de gran suculencia. Por citar algunos de sus tentempiés: la Brandada de bacalao con aceituna negra o el Martintxo (quesos fundidos y jamón de pato).

A escasos metros, bordeando el río Urumea, está el Café Kursal (paseo Ramón María de Lili, 2). Este bonito café-bar funciona sin descanso a todas horas del día, desde los tempranos desayunos pasando por la hora del picoteo, las meriendas saladas o dulces, hasta las cenas informales. Su pincho más emblemático es, sin duda, la gabilla, un frito delicado en el que se conjuga bechamel, queso y gamba envuelta en jamón.

En la manzana contigua nos encontramos con el emergente Patio de Ramuntxo (c/ Peña y Goñi, 10). Con el nombre de Ramuntxo ha sido uno de los bares más antiguos del barrio de Gros. Desde enero se ha incorporado como socio Jokin de Aguirre, (chef durante muchos años del Hotel María Cristina). Con su experiencia, y arropado por un joven equipo de cocina comandado por el entusiasta Asier Aval, en muy poco tiempo han dado un giro espectacular a esta taberna, aportando múltiples pinceladas creativas, tanto en su tapeo como en sus menús y carta. Los pinchos más sobresalientes son la Yema de huevo con puré de patata trufado y jamón, las Láminas de bacalao con piquillos y aceite de perejil, la Tosta de foie gras con pasas y piñones, y el Pollo caramelizado con manzana y pequeña ensalada crujiente

A menos de 100 metros de este local podemos disfrutar con todo un clásico de la ciudad, Garbola (paseo de Colón, 11). Este recoleto bar siempre se ha caracterizado por sus aperitivos y una espléndida coctelería, una conjugación - el cóctel con el pincho de alta calidad- que no es muy habitual encontrar. Goyo Martínez, su propietario, es un gran profesional, un barman de alto nivel y perfeccionista en todo lo que hace. Los pintxos de esta casa son de lo mejorcito de la zona y además muy singulares, como la Trufa de marisco, el Pincho de tiburón con panadera y la Croqueta de pistachos y gambas, así como lo más novedoso: el Pincho de canguro. Hay muchos adictos a su inigualable café irlandés y a su caipiriña estilo brasileño. Cristalería y vajillas de lujo, en consonancia con una cocina que brilla con luz propia.