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VUELTA 2001 | Undécima etapa

El día en que Ángel Casero apareció en la foto

Carlos Arribas

A Ángel Casero le persigue un estigma. Nunca se lo ha podido quitar de encima. Tiene etiqueta de segundón, de hombre invisible. Él es un tipo regular, sin duda, y tiene una asombrosa facilidad para aparecer en las clasificaciones entre los mejores. Pero, aun así, resulta difícil verle en carrera los días importantes. Nunca sale en las fotos; aprovecha como nadie la estela de otros y siempre tiene por delante a alguien tirando del grupo, a alguien que le tapa.

Casero, que busca equipo para la próxima temporada, es un corredor con un currículo brillante (dos veces campeón de España, quinto del Tour de 1999, segundo en la Vuelta del año pasado). Pero está vacío de grandes momentos, de escenas para el recuerdo. Él mismo lo llega a admitir: 'Soy valenciano, y a los valencianos nos gusta ir agazapados'.

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Ayer, sin embargo, dio un vuelco a su imagen. Por primera vez se le vio al frente del grupo principal, tomando el mando de las operaciones, comportándose como si fuera un escalador puro o, más bien, como un verdadero líder. ¿Por qué esa transformación? Él mismo lo explicó a la llegada: 'Me he sentido muy, muy bien. Hemos visto cómo flaqueaba Beloki. Ya nos dio a todos esa impresión la víspera, pero él no quiso reconocerlo. Y también me ha parecido que los kelme no iban muy bien, así que yo he hecho la última subida casi solo, sin ayuda'. Jamás se había visto a Casero con esa ambición. Y todo lo hizo por su cuenta, sin necesidad de consejos, sin auricular. 'La radio no me ha funcionado en ningún momento', desveló.

El minuto malo de Sevilla

La imagen de Casero en cabeza no pasa de ser un detalle, pero tal vez importante. Todos los directores lo apuntaron. Lo vio Johan Bruyneel, el director del US Postal. Él, desde una cierta neutralidad, asegura que 'el gran favorito para ganar la Vuelta es Casero'. Sus demás colegas no se lanzan tanto. No se quieren olvidar del actual líder, Sevilla.

Pero el niño del Kelme no reía ayer como otros días. Él sabe que ofreció un detalle, y no bueno. Siendo un escalador puro y a la vista de que su nuevo rival es Casero no intentó atacarle. O no pudo. 'Yo he estado bien, pero no súper', reconoció en la meta. 'Tal vez he pasado un momento peor a falta de cinco kilómetros para la llegada'. Fue un minuto, no más. Hoy cree que la cronoescalada 'puede estar igualada' entre él y Casero.

Sevilla y Casero ganaron ayer, pero el verdadero triunfador fue Jiménez, el corredor más feliz del pelotón. Es el único que goza de las subidas. Sí, él no sufre. 'Se disfruta mucho cuando vas con esa facilidad', dice, con esa naturalidad marca de la casa. Cuando no va, el Chava no va. Pero cuando va...

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
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