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'Pido perdón por una mala gestión'

Antonio Camacho sale hoy de su 'retiro' en prisión para declarar ante la comisión de investigación de Gescartera

Antonio Rafael Camacho, madrileño de 35 años, hasta hace tres meses millonario broker bursátil que hacía gala del éxito de su agencia de valores a través de coches de lujo, trajes de Armani, chalés e invitaciones con tarjetones de boda para Los Jerónimos, acudirá hoy en su nueva calidad de preso preventivo al Congreso de los Diputados. Le ha convocado la comisión de investigación sobre el caso Gescartera para que explique qué tipo de gestión bursátil permite la evaporación de 18.000 millones de pesetas de 2.000 clientes, qué es eso de que en Gescartera se lavaba dinero negro y a qué obedece que se llevara tan bien con los responsables de la supervisión de su empresa, la CNMV.

Camacho está obligado, por ley, a decir la verdad en el Parlamento, pero puede también acogerse a su derecho a no declarar para que sus palabras no puedan ser utilizadas en su contra en la causa abierta en la Audiencia Nacional. Su última declaración ante la juez Teresa Palacios, a mediados de agosto, fue a petición propia. Allí se autocalificó como un 'don nadie' y aseguró que llevaba '17 años de su vida horrorizado'. Añadió que los últimos tres los pasó 'en un escenario en el que no podría seguir viviendo'. Esto se ha solucionado y ahora, 'confinado en prisión', vive en 'un retiro y un silencio' que ha roto con una carta abierta en la que pretende exculparse y que concluye solicitando 'el perdón por una gestión profesional mala'.

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Los diputados de la Comisión Gescartera pueden prepararse para escuchar un relato salpicado de autocompasión y algunas notas poéticas. Siempre, claro está, que los abogados de Camacho no le animen a guardar silencio. Pero si Camacho sigue el guión de su carta abierta, hoy se podrán oir en el Congreso frases de este tenor: 'La politización de Gescartera se escapa de las manos de un joven de 35 años y que lleva sumergido con este problema desde el equinocio de su vida'. Quizá Camacho explique qué momento vital coincide con el equinoccio, cuando los días son iguales a las noches. Pero es menos probable que aclare qué pasó con Gescartera.

En su carta mantiene que la investigación judicial demostrará que nunca se apropió 'indebidamente de una sóla peseta de clientes'. Más aún: 'Se constatará que lo único que ha hecho mi familia como yo mismo es ir aportando y aportando dinero para solucionar este caos'.

Camacho escribe de sí mismo en tercera persona: 'Quiero hacer público que Antonio Rafael Camacho nunca ha tenido cuentas a título personal en ningún paraíso fiscal, ni en Suiza ni en otros territorios con objeto de evadir la actuación de sus compromisos tributarios'. Nadie podrá pensar, leyendo la misiva del dueño de Gescartera, que la persona que logró captar millonarios fondos de la Guardia Civil, la Iglesia, la Armada o la ONCE es un iletrado. Al 'comentar el tortuoso camino de Gescartera', en el que 'se tuvo que acudir a sistemas de financiación con altos tipos de interés para sufragar las retiradas masivas de clientes que se produjeron desde el mes de octubre de 2000', apunta que la compañía se 'instaló' en la 'Crónica de una muerte anunciada'.

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La despedida de Camacho arranca con una afirmación filosófica: 'Es de sabios corregir y de humildes ser corregidos: necesito seguir aprendiendo'. Y concluye 'utilizando a Blas de Otero después del silencio'. Los diputados de la Comisión Gescartera quizá escuchen hoy decir a Camacho, como en la despedida de su carta: 'Pido la paz y la palabra y el perdón por una gestión profesional mala. Y me despido diciendo que si se me ha ido la voz en la maleza, me queda la palabra'. Antes de la rubrica, apostilla: 'Gracias por su humanidad'.

La sesión arranca a las nueve de la mañana y será transmitida en directo por CNN+.

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