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Reportaje:

¿Escuelas o farmacias de guardia?

Los expertos piden controles para evitar que la extensión del horario en los colegios facilite que las familias se desentiendan de los chavales

Los niños de entre tres y 12 años podrán ir al colegio los sábados. Y los domingos. Y las vacaciones. Y 12 horas entre semana. 'Las 24 horas debemos dejarlas para los hospitales y las farmacias de guardia', ironizó el consejero de Educación, Gustavo Villapalos, en la presentación de su proyecto estrella para este curso: la apertura de medio centenar de centros en esos horarios para satisfacer la 'gran demanda de los padres'. Villapalos, que quiere evitar pasar a la historia como 'el carcelero de los niños', aclaró que el programa tiene carácter voluntario y que en este tiempo un grupo de monitores impartirá actividades de ocio.

'Cuando carecen de recursos, muchas madres tienen que dejar de trabajar para poder atender a los hijos', explica Catalina Llorente, presidenta de la Asociación de Padres Francisco Giner de los Ríos. Y añade: 'En ese sentido me parece bueno que la Administración ofrezca unos horarios escolares que se amolden más a los laborales'. Le parece bien, puntualiza, siempre que las actividades que se realicen en ese horario sean gratuitas, algo que garantizó el consejero, aunque pidió la colaboración de los ayuntamientos y éstos miraron hacia otro lado.

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'Lo que no queremos es un aparcamiento de niños, porque para eso que se queden solos en casa viendo la tele', dice Llorente. La consejería no ha concretado todavía el tipo de actividades que pretende implantar en estos centros. Tan sólo ha dicho que serán 'actividades de ocio, talleres y de reforzamiento del estudio'.

¿No fomenta esta iniciativa que los padres se desentiendan cada vez más de sus hijos? 'Intentar conciliar lo más posible el horario escolar y el de las familias me parece una iniciativa fantástica', asegura Salvador Cardús, profesor titular de sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona y experto en temas educativos. Pero puntualiza: 'Hay que ver si la Administración va a establecer algún tipo de controles o de límites horarios para evitar abusos por parte de las familias y para que el proyecto no suponga que los hijos finalmente se quedan 12 horas en el colegio'.

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Paliar el daño

El propio Villapalos advirtió de que la medida iba dirigida a los casos extremos y que pretende 'paliar el daño que pueden sufrir unos niños que pasan largas horas solos', y que no pretende en modo alguno 'sustituir ninguna obligación de las familias'. 'Estoy convencido', dijo, 'de que donde mejor están los niños es con sus padres'. La ampliación de horarios llega, quizás, un poco tarde para los colegios.

'La escuela ya ha asumido competencias que no le pertenecen, porque en muchos casos los padres le trasladan funciones que deberían ser suyas: desde aprender a vestirse a educar en valores', comenta Cardús, quien aun así reconoce que es una 'medida necesaria' en tanto que los horarios laborales de los padres cada vez son más exóticos.

'La idea va en la misma dirección que en otros países de nuestro entorno', explica María José Díaz-Aguado, catedrática de Psicología de la Educación en la Universidad Complutense de Madrid. 'Se trata de abrir la escuela a la sociedad. Porque, aunque inicialmente se crea aislada del resto de los contextos, en la actualidad llegan a ella todos los conflictos que se producen fuera: si en la calle hay droga, la escuela lo nota, si es un barrio conflictivo lo nota. Es hora de que también repercutan en ella la soluciones', dice.

Esta psicóloga se muestra bastante entusiasta con el programa, que este curso tendrá carácter piloto y que la consejería extenderá en los cursos sucesivos 'en función de la demanda'. 'La amplitud de horarios es buena en tanto que las actuales estructuras de las ciudades no garantizan un ocio saludable', comenta. Y añade: 'Si ese tiempo de más que los niños van a pasar en la escuela es tiempo que se quita a las horas que están sentados frente a la tele, bien quitado está; si se le quita del tiempo que van a estar en un plaza bebiendo cerveza o en situaciones de riesgo, pues también. Lo que en ningún caso debería permitirse es que ese tiempo se le robe del tiempo que están con las familias. Pero no veo razones por las que deba producirse este riesgo', aclara.

Miguel Martínez García, psicólogo orientador y director del gabinete psicológico EOS, también ve con buenos ojos la medida, siempre y cuando conlleve también actividades lúdicas carentes de obligación: 'Es cierto que las familias están cada vez más en la onda de 'a mí, que la Administración me eduque a los hijos'. Y que hay que recordarles que los padres tenemos mucha responsabilidad en los malos hábitos que se están reproduciendo en los centros educativos. Pero no es bueno estar solo. Y la soledad no es únicamente estar solo físicamente. También puede serlo estar a nivel comunicativo con unos abuelos que en algunas ocasiones son un mueble'.

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