'Jamás pensé en el dinero, sino en el placer de jugar'
Detrás de su imagen pública hay un Djalminha desconocido: una persona reflexiva, con un concepto hedonista del fútbol y un afán de perfeccionismo que le lleva a proclamar que, a sus 30 años, sólo piensa en 'seguir mejorando'. Djalma Feitoza anda un poco preocupado con una lesión muscular en un gemelo, pero confía en que no se interponga en su gran reto: jugar con Brasil el próximo Campeonato del Mundo.
Pregunta. A pesar del tropiezo ante el Athletic, el deportivismo está optimista. ¿Confía en la plantilla actual?
Respuesta. Hay que ser optimistas. Pero ni el equipo ni el entrenador compartimos tanta euforia. Tenemos los pies en el suelo. Podemos disputar los títulos, pero conquistarlos es muy difícil.
'No tengo ese genio que dicen. No me gusta pelearme. Pero tampoco llevarme patadas'
P. La ventaja del Deportivo es que está muy definido.
R. Tener el bloque formado ayuda mucho y las nuevas incorporaciones se adaptan rápido. Nuestra ventaja es tener un equipo que sabe lo que quiere y las posibilidades que tiene. Y también, no ser los favoritos. Estar por detrás siempre es bueno.
P. El técnico, Javier Irureta, dice que nadie es imprescindible.
R. Así ha sido en los tres últimos años, y cada vez más, porque la plantilla mejora y disputamos más competiciones. Nadie aguanta todos los partidos.
P. Se pasó la temporada pasada sin hablar con la prensa. ¿Le molesta el ruido en torno al fútbol?
R. No, pero se tiene la imagen de que busco la polémica y lo mejor para cambiarla es no alimentarla. Lo único que quiero es trabajar tranquilo. No me agrada salir en los periódicos. Sé que el sistema es así, pero no estoy obligado a hablar.
P. ¿Es lo que menos le gusta del fútbol?
R. La prensa tiene la capacidad de ponerte como lo máximo cuando no es verdad y matarte cuando tampoco es para eso. Los medios quieren sensacionalismo, noticias bomba, y nosotros trabajamos para ganar títulos, no para aparecer en la prensa.
P. ¿Y no tenía ganas de explicarse cuando, por ejemplo, fue criticado debido a sus expulsiones?
R. Es que tendría que estar explicándome todos los días porque siempre están buscando cosas nuevas respecto a mí. No me molestaron las críticas por ser expulsado, pero sí que se dudase de mis lesiones. Fue una falta de respeto. A mí, cuando estoy bien, no me importan los comentarios, porque sé que es muy difícil hablar de lo que hago dentro del campo. Pero aprovecharon para atacarme cuando estaba fastidiado.
P. Sus reacciones en el césped... ¿No es capaz de cambiar?
R. Yo estoy muy metido en los partidos y sólo pienso en ganar. A veces me han expulsado por contestar el arbitraje y creo que los árbitros podrían haber sido más comprensivos. Yo nunca doy patadas ni busco el antifútbol. A Zidane le dieron en Valencia y, como es del Madrid, la prensa montó un follón. En mi caso, el follón lo montaron contra mí y nadie cuestionó las patadas que recibí.
P. ¿Se siente desprotegido por los árbitros?
R. No es eso. Las patadas siempre existieron y existirán, porque el fútbol es duro y competitivo. Pero los árbitros están para sancionar. Si a mí me dan una patada y la sancionan, bien. Pero, si sé que no va a haber sanción, ¿para qué intentar un regate en el medio del campo? ¿Para llevarse una patada? La falta no es peligrosa y tú te vas lesionado.
P. Tiene reacciones de furia, pero también es muy frío: tira los penaltis a lo Panenka.
R. Me concentro mucho. Sé que alguna vez lo puedo fallar, pero no pierdo la seguridad. Yo no tengo ese genio que dicen. No me gusta pelearme con el contrario ni discutir con el árbitro. Pero tampoco llevarme patadas.
P. En los grandes partidos, cuando le sale todo, parece fuera del mundo...
R. Para mí, el fútbol no es sólo mi profesión. Es algo que me encanta. Cuando juego bien, cuando mi equipo gana y el público está satisfecho..., eso es lo que más placer me da. Y hay momentos en los que no pienso en nada. Sólo en el partido y en cómo ganarlo.
P. ¿Cómo decide el momento de hacer algo difícil y sorprendente?
R. Es muy difícil explicarlo con palabras. No hay recetas prefabricadas. Es algo que pasa por tu cabeza. No puedes salir al campo pensando: 'Hoy voy a hacer esto o lo otro'. Si fuera así, sería muy fácil. En todo caso, sólo es un modo de sorprender al rival, que cuenta con que hagas lo que sueles.
P. ¿Sueña con alguna jugada?
R. La gente no está acostumbrada a ver algunas cosas que hago, pero para mí no son una novedad. Las he preparado y confío en que me salgan. Sueño con lo que estoy acostumbrado a hacer.
P. Le falta un gran partido fuera de Riazor.
R. No es cuestión de que me falte. Yo sólo pienso en mejorar, en aprender cada día. Pero tampoco me considero alguien único. Soy uno más del grupo.
P. ¿Tiene algún reto personal?
R. Hacerlo mejor en el Depor y lograr mi gran objetivo: volver a la selección brasileña y disputar el Mundial.
P. ¿Saldrá Brasil de la crisis?
R. Seguro. No es fácil cambiar una mala racha de un día para otro, pero al final pelearemos por el título.
P. Se dice que la crisis es por renunciar a los orígenes y hacer un fútbol más físico y conservador.
R. En Brasil mucha gente piensa eso. Los brasileños siempre jugábamos igual. Íbamos arriba fuera quien fuese el adversario y nadie pensaba en poner a futbolistas tácticos, sino a los mejores. Creo que eso volverá y espero estar ahí.
P. No hay muchos que tengan su técnica.
R. Sí, eso está claro. Pero no es lo más importante. Hay que tener una buena condición física.
P. ¿Es capaz de analizar sus defectos?
R. Los tengo. Quizá en lo técnico no, pero en lo táctico, sí.
P. ¿Un jugador como referente?
R. Los mejores han sido Pelé, Maradona, Zico y Rivelino. Pero ni pretendo copiarles ni los considero ídolos. De pequeño, no tenía un ídolo. Para eso, ya estaba mi padre, que era futbolista.
P. Insiste mucho en que el fútbol es más que una profesión.
R. Cuando empecé a jugar, jamás pensé en el dinero que podía ganar, sino en el placer que me daba.
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