Políticos despolitizados

En primer lugar, quiero felicitar tanto a Oriol Bohigas como a Fèlix Martí por sus excelentes reflexiones sobre lo que debería ser el Fòrum 2004 en la edición de EL PAÍS del pasado domingo. Personalmente me inclino por la idea de Martí de despolitización en la dirección del Fòrum, porque la política actual, tanto si se inclina a la derecha como a la izquierda, está demasiado encorsetada en sus antiguos y rígidos esquemas como para aceptar la pluralidad en toda su profundidad.

Solamente podremos alcanzar los ideales de respeto, igualdad, paz y unidad cuando todos y cada uno de nosotros estemos dispuestos a aceptar e intentar comprender no ya a otras razas o culturas nacionales o internacionales sino a cada ser individual, con sus rasgos particulares, tanto físicos como intelectuales, dejando arrinconados, para ello, nuestros miedos, prejuicios e intereses.

A cada grave carencia socio-económica surge un movimiento de respuesta. Al encarecimiento de la vivienda y la falta de espacios lúdicos para los jóvenes, el movimiento okupa. Al grave deterioro del ecosistema, los ecologistas. Al empobrecimiento cada vez mayor de muchos países, la inmigración masiva. Al empeño de convertir el mundo en un gran mercado que haga mayores las diferencias entre ricos y pobres, el movimiento antiglobalización. Cuando de parte de las administraciones gubernamentales no sólo no hay una intención de solucionar urgentemente estas carencias, largo tiempo arrastradas, sino que además se intenta reprimir con dureza y criminalizar a estos movimientos de respuesta, no es tan difícil entender que surjan sentimientos de impotencia y desesperación que desemboquen en violencia.

Los políticos deberían despolitizarse bastante para poder humanizarse, sólo así buscarán soluciones a estas necesidades fundamentales y urgentes; sólo así sentirán los ideales humanos; y quizá así podríamos emprender, de verdad, el camino que nos lleve, algún día, a la paz y unidad de los pueblos e individuos.