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Dos testigos ratifican la coartada de la única acusada en el 'caso Wanninkhof'

Una amiga de la víctima dice que Rocío 'le tenía miedo' a la imputada

Dos testigos ratificaron ayer la coartada de la única acusada en el caso Wanninkhof al declarar- como siempre ha mantenido Dolores Vázquez- que la noche del crimen se quedó en su casa al cuidado de su madre y de la hija de una sobrina. Estos testimonios -que en algunas partes fueron contradictorios- coinciden con la declaración que el viernes hizo la sobrina, aunque chocan con la versión que dio ante el jurado una vecina, quien manifestó que su familiar, el marido y la hija de ambos no llegaron hasta el día siguiente.

Una conocida de la acusada, que aquella noche había invitado a cenar a su casa a la sobrina de Dolores, confirmó la declaración que hizo la sospechosa al comienzo del juicio: que Begoña Martínez y su esposo llegaron a su casa sobre las 21.00, que alrededor de las 23.00 llamaron a casa de Loli para saber cómo estaba la pequeña que se había quedado a su cuidado y que se marcharon sobre la 1.00 de la madrugada.

El fiscal y la acusación intentaron dejar en evidencia con sus preguntas que la testigo recordaba muy bien esos datos y sin embargo no mostraba la misma memoria para otros detalles. Incluso el abogado de la familia Wanninkhof trató de descalificar sus afirmaciones al apuntar que había aspectos que recordaba 'porque se los comentó Begoña'.

Una amiga de la acusada, que testificó con posterioridad también respaldó su versión. Declaró que aquel sábado 9 de octubre de 1999, Dolores la telefoneó y le comentó que ya había llegado su sobrina y su familia, que habían almorzado y que esa noche se tenía que quedar con su madre y con la niña. Esta testigo describió a la sospechosa como una persona con 'una educación exquisita' que jamás protagonizó escenas de violencia.

La insistencia del fiscal y la acusación ante algunas contradicciones o ambigüedades en ambos testimonios molestó a las testigos, lo que motivó la intervención del juez, Fernando González Zubieta, que preside las sesiones del jurado. 'No me den la mañana. Haya paz', pidió. La intervención rompió la tensión que se palpaba en esos momentos en la sala y arrancó algunas risas. La acusación recordó entonces que se estaba juzgando la muerte de una joven y reclamó que se recobrara la 'seriedad'.

También declaró una guardia civil que participó en los dos registros que se hicieron en la casa de la acusada. A preguntas de la defensa manifestó que 'no' se encontraron en su garaje indicios de que allí se guardara el cadáver de la joven, hipótesis que el día anterior barajó el fiscal. Aunque explicó que era 'lógico' que no hubiera ningún vestigio porque dado que la madre de la acusada estaba impedida, se le anticipó su detención para que dejara alguien a su cuidado.

Por su parte, la mejor amiga de la víctima declaró que Rocío 'le tenía miedo' a Loli y que trataba de evitarla. Otro testigo manifestó que aquella noche, a la hora y en el lugar del cimen vio la sombra de una persona, aunque 'un poco más alta' que la acusada.

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