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El PSOE retira a Almeida como portavoz en la Asamblea

Sabando dará la réplica a Ruiz-Gallardón en el pleno más importante del curso parlamentario

El Grupo Socialista en la Asamblea de Madrid ha decidido relevar a Cristina Almeida como portavoz en el próximo debate sobre el estado de la región, que tendrá lugar a finales de este mes. Hoy, la propia Almeida y el portavoz del grupo, Pedro Sabando, intentarán presentar ante los medios de comunicación como un acuerdo lo que fuentes cercanas a la diputada califican de imposición del PSOE. La retirada de Almeida pone fin al pacto electoral firmado por su partido, Nueva Izquierda -integrada desde el pasado julio en el PSOE-, y los socialistas madrileños en 1999.

En virtud de este pacto -fruto de la decisión de ambos partidos, PSOE y Partido Democrático de la Nueva Izquierda (PDNI), de concurrir en listas conjuntas en las elecciones autonómicas de 1999-, el PSOE aceptó que Almeida, que fue cabeza electoral, sería la presidenta del grupo socialista en la Asamblea y portavoz en los debates más importantes: el del estado de la región y el de investidura. El socialista Pedro Sabando se reservaba la portavocía en el resto de los plenos. Pues bien, Sabando anunció el pasado martes a Cristina Almeida que no será ella quien ejerza esa función en el próximo debate del estado de la región.

Será el propio Sabando, presidente también de la Federación Socialista Madrileña (FSM), quien dará la réplica al presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón. Cristina Almeida, según fuentes cercanas a la veterana política, recibió con evidente disgusto la decisión de los socialistas, que, además, se le ha planteado como definitiva.

Nunca fue Cristina Almeida aceptada por la dirección de la FSM. Los acuerdos electorales con el PDNI, liderado por Diego López Garrido, se suscribieron con la anterior ejecutiva socialista de Joaquín Almunia, y, en virtud de ellos, se situó a Almeida como candidata a la presidencia regional en Madrid. Aunque los resultados no respondieron a las expectativas, lo cierto es que la lista conjunta PSOE-Progresistas logró aumentar el número de votos socialistas. A pesar de ello -y coincidiendo con la crisis interna del PSOE-, en la FSM se empezaron a cuestionar casi inmediatamente las concesiones otorgadas a Almeida.

Ésta se convirtió en presidenta del grupo, asumió la portavocía para los debates más importantes y obtuvo uno de los dos escaños que correspondían al PSOE en el Senado en representación de la Comunidad de Madrid. El acuerdo, según algunos socialistas, era excesivamente generoso y dejaba en una situación poco airosa al líder real del PSOE en la Cámara madrileña, Pedro Sabando.

Agresividad del presidente

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Durante dos años, los pactos se han venido cumpliendo. Al menos públicamente, el grupo socialista en la Asamblea ha mantenido un exquisito respeto hacia su compañera electoral. Pero la agresividad con la que Ruiz-Gallardón se ha dirigido siempre a la diputada y el escaso acierto con el que Almeida ha orientado algunas de sus intervenciones -como el de la falta de calidad de los espacios televisivos de Telemadrid, que el jefe del Ejecutivo regional consiguió volver en su contra al recordarle sus apariciones en numerosos programas- no ha hecho sino aumentar la desazón en las filas socialistas.

La integración del PDNI en el PSOE, el pasado julio, ha sido el clavo al que se ha agarrado el grupo socialista en la Asamblea para plantear la necesidad de revisar los acuerdos. Parafraseando a Groucho Marx : 'Si la segunda parte contratante (el PDNI) es ya una parte de la primera parte contratante (el PSOE), el contrato resultante ha dejado de tener sentido'. Y eso es lo que piensan -con otras palabras- algunos dirigentes socialistas.

Cristina Almeida ha reconocido su intención de ir abandonando la primera línea de la trinchera política. En su decisión influyen tanto razones personales como una cierta amargura por el trato que le han dispensado sus socios electorales. Ella ha dejado claro que no se integraría en el PSOE con sus compañeros del PDNI y que, casi con total seguridad, no se presentaría en próximas campañas electorales. En cualquier caso, personas cercanas a su entorno admiten que la diputada y senadora está muy molesta por su sustitución, que toma como una clara imposición del PSOE.

Este cambio llega en un momento en el que la FSM ha empezado ya la carrera por las candidaturas en los próximos comicios autonómicos y municipales de 2003. Nadie sabe quien será el próximo candidato. Pero sí que para serlo hay que empezar a ocupar puestos en la parrilla de salida.

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