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THE ECONOMIST | REVISTA DE PRENSA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

No a la discriminación

(...) La mayoría de los delegados de la conferencia sobre el racismo de Durban, como muchos 'expertos' en relaciones interraciales, tienden a (...) sostener que la mayoría de las desigualdades económicas entre diferentes grupos étnicos pueden ser achacadas a la discriminación. Sus soluciones favoritas generalmente implican que los Gobiernos hagan más cosas: no sólo prohibir la discriminación racial, sino favorecer a grupos que han sido víctimas de la discriminación al ofrecer empleo o conceder contratos. (...) El problema del énfasis en el activismo estatal para combatir los problemas que persisten es que incluso los Gobiernos con buenas intenciones pueden hacer más mal que bien. Cuando, por ejemplo, el Gobierno surafricano permite que empresas pertenecientes a negros cobren precios superiores y aun así obtengan contratos para construir casas o instalar tuberías para los pobres, eso está muy bien para los negros propietarios de empresas de construcción, pero deja a los pobres, que principalmente son negros, con menos viviendas o agua potable. (...)

Todos los ciudadanos deberían ser iguales ante la ley. Los Estados no deberían discriminar 'positivamente' (...). Puede haber excepciones razonables. En países que luchan para poner fin a la guerra civil o evitarla, o en los que ciertos grupos han sufrido la discriminación impuesta por el Estado, una dosis moderada de discriminación positiva puede ser el menor de los males para salir adelante. Pero tales medidas deberían ser un último recurso y aplicarse con fecha de caducidad. (...)

Londres, 31 de agosto

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