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Una joven de 27 años fue detenida por arrojar una botella de cerveza a un agente

Los manifestantes aseguran que la policía les 'provocó' y que cargó 'sin ningún motivo'

Cerca de mil okupas y simpatizantes de este movimiento se concentraron ayer en la plaza de Tirso de Molina (Centro) con la intención de manifestarse, sin salir de la plaza, en contra del desalojo del centro okupado El Laboratorio II, ejecutado por la policía el pasado martes. Pero la protesta no había sido autorizada por la Delegación del Gobierno, y las órdenes eran claras: impedir que los manifestantes leyeran su comunicado en Tirso de Molina. Agentes antidisturbios montaron un férreo dispositivo en la plaza que sólo permitió a los concentrados caminar, en retirada y pausadamente, hacia la plaza de Lavapiés. Al final los agentes cargaron, alegando que un joven, que estaba fotografiándoles, se había negado a identificarse. Otra joven fue detenida por arrojar una botella a un policía.

La convocatoria estaba fijada a las 12.00 en la plaza de Tirso de Molina. Cerca de 200 antidisturbios tomaron el lugar desde media hora antes. Los manifestantes intentaron dialogar con los mandos, pero éstos les impidieron leer un comunicado. En ese momento se produjeron los primeros enfrentamientos. Hubo algunos empujones por parte de los antidisturbios, que pidieron los carnés de identidad a quienes trataban de entrar en la plaza.

Los okupas, cerca de un millar, se arremolinaron entonces en un lateral de Tirso de Molina dispuestos a seguir su protesta.

Un doble cordón policial formado por más de 30 agentes frenó varios intentos de los manifestantes de subir 'de forma pacífica' a la pequeña plataforma que es el centro de la plaza de Tirso de Molina. Uno de los portavoces de los okupas explicó al resto que iban a marchar con los brazos arriba 'para que las fuerzas represoras' vieran que no pretendían montar ningún escándalo. Pero no funcionó, y, cuando los concentrados echaron a andar, la policía, pertrechada con cascos y porras, empezó a cargar. Un antidisturbio perdió el reloj en el lance. Desde el aire, un helicóptero vigilaba con vuelo rasante el nulo movimiento de la marcha.

Entre las personas que acudieron a Tirso de Molina se encontraba la responsable de Solidaridad Internacional de IU-Federal, Ángeles Maestro, quien señaló el riesgo de retroceso en los derechos y libertades públicos con desalojos como el de El Laboratorio II. 'Hay un peligro muy claro de retroceso de los derechos ciudadanos y de las libertades que nos ha costado mucho conseguir. La propiedad privada no puede existir en un local que ha estado 22 años cerrado y que ahora se había convertido en un centro donde los jóvenes hacían todo tipo de actividades culturales', explicó Maestro.

Al final, y tras más de media hora parados en un lateral de Tirso de Molina, los manifestantes fueron bajando muy lentamente por las calles de la Espada, Esgrima, Jesús y María y Lavapiés hasta la plaza homónima. Los policías pidieron refuerzos a las unidades desplazadas en los alrededores, prohibieron a los manifestantes que cambiaran de recorrido e impidieron que otros se sumaran desde calles aledañas.

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Los concentrados llegaron de este modo a la plaza de Lavapiés y allí leyeron un comunicado en el que explicaban el motivo de su protesta: el desalojo, el pasado martes, del centro social El Laboratorio II, en la plaza de Cabestreros, un edificio que llevaba más de 20 años vacío cuando fue okupado en enero de 1999.

Escudos y pelotas de goma

La concentración continuó aún durante un rato. Los antidisturbios, armados con escudos protectores y escopetas de pelotas de gomas, rodearon toda la plaza. En un momento dado, un policía requirió la documentación a un joven que estaba haciendo fotografías a los agentes. El joven se negó a darle el carné de identidad, mientras algunos de sus compañeros comenzaron a rodear e increpar al policía. Los agentes cargaron contra ellos tras varias provocaciones, según explicó un mando policial.

S. S., una joven de 27 años, fue detenida acusada de haber lanzado una botella de cerveza a un policía. Después de prestar declaración en la comisaría de Centro fue puesta en libertad, según informaron fuentes policiales.

El resto de jóvenes empezó a chillar y a lanzar objetos y botellas contra los agentes, y la policía reaccionó con varias cargas. Los manifestantes salieron corriendo por las calles cercanas, perseguidos por los antidisturbios. Varias personas señalaron que la policía los provocó desde primera hora de la mañana y durante toda la marcha, y que ellos en ningún momento tuvieron intención de entrar en esa provocación. Según estos manifestantes, la policía cargó a la mínima oportunidad, sin mediar ningún ataque por parte de los concentrados. Varios jóvenes calificaron de 'desproporcionada y abusiva' la presencia de los antidisturbios y su decisión de pegar a los concentrados 'sin motivo'.

Tras varios escarceos y carreras de la policía, la manifestación se disolvió en Lavapiés alrededor de las dos y media de la tarde.

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