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COMUNICACIÓN

El rotativo colombiano 'El Espectador' desaparece como diario

El periodismo de Colombia cierra una etapa. El diario El Espectador, uno de los más prestigiosos y, con 114 años, de los más antiguos de América Latina, dejará de circular diariamente para convertirse en periódico dominical. A esa situación lo han llevado la deuda de los últimos años, la fuerte inversión adicional que requeriría (9.100 de pesetas) y la crisis que atraviesa el país desde 1997, informó la empresa Valores Bavaria, principal accionista del medio.

La noticia sobre el diario donde empezó Gabriel García Márquez y que se enfrentó al narcotráfico no ha tardado en ser lamentada por directores de los otros medios, por políticos y dirigentes culturales, tanto por lo que significa para el periodismo, como por lo que representa para Colombia, debido al importante papel que desempeñaba un diario reconocido como independiente, combativo, liberal, tolerante y preocupado por el bienestar del país. Una filosofía que lo llevó a que en 1994 Le Monde lo incluyera como uno de los 10 periódicos más importantes, con The New York Times, Asahi Shimbun o Financial Times.

El nuevo proyecto, que empezará este domingo y que incluye cinco revistas, fue la mejor opción de sus directivos ante la amenaza de cierre definitivo. 'Es triste que sólo quede una voz nacional fuerte en un país como el nuestro', dijo Fidel Cano Correa, editor general, refiriéndose al competidor El Tiempo. 'Pero estamos convencidos de que el domingo es el día más influyente y seguiremos en la misma línea, pero con una mirada más analítica. Ahora intentamos adaptarnos a las nuevas circunstancias', agregó Cano Correa.

Aunque la historia de El Espectador siempre ha sido vertiginosa y llena de cambios desde su creación en 1887 por Fidel Cano (fue clausurado por la dictadura de los años cincuenta), su reconocimiento internacional llegó cuando en los años ochenta denunció incansable los tentáculos del narcotráfico en la vida nacional y en el gobierno, lo que al final costaría la muerte de su director Guillermo Cano, en 1986, y una bomba a sus instalaciones dos años más tarde.

El penúltimo hito decisivo se produjo cuando en 1998 la familia Cano, propietaria del periódico, vendió la mayoría de sus acciones a Valores Bavaria, con la intención de salvar de la quiebra a este diario que ahora busca su reinvención.

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