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Reportaje:

Un agente con 30 felicitaciones y un homicidio

La Policía y la acusación particular mantienen versiones opuestas sobre la muerte de 'Sebas', jugador del Getafe

F. Javier Barroso

'Tuvo que sentirse acorralado o amenazado para que sacara el arma'. Es el comentario que circula por la comisaría de Latina sobre la detención del agente del Cuerpo Nacional de Policía Pablo S. T., de 43 años, acusado de matar de tres disparos al futbolista del Getafe Sebastián Gómez, Sebas, de 26 años, el pasado domingo en la playa de El Grao, en Castellón. Los compañeros del agente lo describen como una persona 'extraordinaria y muy tranquila', con más de 23 años de experiencia en los que ha conseguido más de 30 felicitaciones por su trabajo. Víctima y agresor estaban pasando unos días de vacaciones en la costa.

Según la versión oficial, el agente salió de un chiringuito de la playa y buscó un rincón para orinar en la arena, ya que los servicios del establecimiento playero se encontraban muy sucios. El jugador, que estaba en la playa con su novia, vio al agente y le recriminó. Entonces se inició una discusión y el agente sacó un arma de su propiedad y que no era la pistola reglamentaria. La misma versión sostiene que Pablo S. T. disparó tres veces al suelo. Los siguientes tres tiros acabaron en el acto con la vida de Sebas. Después, el agente se alejó hacia el puerto y arrojó al mar el arma. Horas más tarde se entregó en la comisaría de policía. Luego, cuando habló por teléfono con sus compañeros de trabajo, dijo, entre sollozos: 'He arruinado mi vida y la de la familia de ese chaval'.

La autopsia ha revelado que los disparos se efectuaron a quemarropa durante un forcejeo, ya que cada bala lleva una trayectoria distinta, según fuentes policiales. Los proyectiles impactaron a Sebas en el tórax y en el abdomen, causándole la muerte en el acto.

Pablo S. T. ingresó en la policia en abril de 1978. En 1980 se incorporó a los radio-patrullas de la 12ª bandera de la Dehesa de la Villa, los actuales zetas, que se encargaban de vigilar zonas mucho más amplias que los actuales distritos de la capital. Allí recibió varias felicitaciones por 'su competencia y celo', según consta en su hoja de servicio.

Siete años más tarde, en 1987, fue trasladado a la comisaría de Los Cármenes (actual Latina), donde estuvo destinado de nuevo en los radio-patrullas y en los servicios de vigilancia ciudadana. Su 'excelente servicio' en este área y su 'iniciativa y trabajo personal' le permitieron cambiar en 1990 a los grupos de investigación de Policía Judicial, desde donde participó en la desarticulación de más de 10 grupos dedicados a la venta de droga. En diciembre de 1992 participó en la investigación que permitió el arresto de un conductor, Francisco Javier H. G. A., que se había dado a la fuga tras haber matado en un atropello a David Olivar, de 20 años. La búsqueda del conductor del Fiat Uno, prácticamente el único dato que se tenía sobre el suceso, duró mas de un año.

Con el Plan Policía 2000, el agente asistió a un curso de policía científica e ingresó en este grupo. En abril de 2000 obtuvo el diploma de policía destacado del mes. Ha recibido más de 30 felicitaciones y propuestas otras seis, que ya no se le concederán, según fuentes policiales.

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Los compañeros de Pablo S. T. le describieron como 'un excelente profesional, muy tranquilo y que siempre prefería pasar desapercibido'. 'Es muy raro que sacara la pistola. Debió de ver la situación muy mal, porque hizo primero tres disparos al suelo para intimidar', afirmó un compañero suyo. Pablo S. T. está casado y tiene dos hijos.

El abogado de la acusación particular, Jaime Sanz de Bremond, mantiene que, 'como mínimo', se produjo un homicidio. Según su versión, Sebas se dirigió al agente porque le descubrió observándoles, a él y a su novia, con el pene en la mano. Le recriminó su actitud y se levantó hacia él. 'La compañera de Sebas ha declarado que sólo oyó tres disparos y no seis [tres hacia la arena] como dijo el policía, por lo que pudo haber alevosía. En ese caso se produjo un asesinato', concluye el letrado.

'Sebas era especial'

Oscar Ruberth, cuñado de Sebastián Gómez, Sebas, y portavoz de la familia del futbolista del Getafe, explicó ayer que la muerte del jugador por los disparos del policía Pablo S. T. 'ha sido un mazazo muy fuerte, un golpe fatal que ha destrozado' a la familia. Sebas, de 26 años, tenía cuatro hermanas mayores y era 'el ojo derecho' de sus padres, que estaban 'muy orgullosos' de que su hijo hubiese triunfado en la Segunda División B de la Liga de fútbol. Ruberth añadió que 'ahora es necesario que se haga justicia' y aseguró que la familia confía en que su abogado, Jaime Sanz de Bremond, 'haga todo lo preciso' para lograrlo. 'Sebas era un tío muy alto, muy grande, pero más grande era su corazón. Era como un niño, no tenía problemas ni se metía con nadie. Siempre nos estaba llamando, estaba muy pendiente de toda su familia. Era especial', relató el cuñado del jugador fallecido. Su club, el Getafe, anunció ayer que se personará como acción particular en el futuro juicio contra Pablo S. T., el policía autor de los disparos.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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