Hacen lo que les da la gana
En las corridas que los que no saben por dónde se andan llaman de rejones, los que mandan y hacen lo que quieren son los rejoneadores. Para estos señores de a caballo, el Reglamento de Espectáculos Taurinos es papel mojado, fuego de virutas, candela de pajas. Y durante su presencia en el ruedo, hacen lo que les da la gana.
En la corrida que abrió la feria de Colmenar Viejo, los cuatro jinetes se pusieron el artículo 88 del Reglamento por güito cordobés los caballeros españoles y por sombrero de tres picos emplumerado los cavaleiros portugueses. Así, Ribeiro clavó cuatro farpas, cuando el reglamento no permite más de tres, y echó pie a tierra para descabellar después de un rejón de muerte sin tener en cuenta que, para hacerlo, se exige haber colocado, por lo menos, dos. La misma infracción cometió Borja Baena.
En la actuación por parejas, para la que está dispuesto que sólo uno de los rejoneadores podrá ir armado y clavar banderillas o rejones, ambos rejoneadores salieron armados y clavaron todo lo habido y por haber, y en la collera formada por Baena y Bohórquez llegó la desfachatez a clavar cada uno un rejón de muerte.
Claro está que todo esto ocurre porque lo permiten los presidentes. Es más, en las corridas que los despistados llaman de rejones, los presidentes jamás ordenan el cambio de tercio para dar muerte a la res. Esperan a que el jinete coja el rejón de muerte y les haga un gesto indicativo. Entonces sacan el pañuelo. Con este sistema, un rejoneador podría estar clavando todos los rejones, banderillas, palitos, rosas, claveles y demás floripondios hasta las tantas.
Menos mal que el público de Colmenar se tomó el festejo por la senda de la indiferencia.
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