LA BARBA DE AL GORE ENCIENDE LA POLÉMICA
Al Gore ha vuelto de ocho meses en la intemperie política con una nueva imagen: bronceado, con más peso y, sobre todo, con barba. Ha sido el acabose. Todo el mundo hablando de la barba del ex vicepresidente. La feminista Erica Jong ha puesto la guinda en las páginas de The New York Times. El ex vicepresidente, según ella, era demasiado blandito, conformista y niño bueno. 'Al Gore necesita un toque animal. La barba se lo ha dado'. Gore lo tenía todo, pero no ganó la presidencia. '¿Que le faltó? El barbado atractivo de un salteador de caminos, de un pirata'. Hasta aquí, diagnóstico subjetivo. La controversia ha surgido cuando la polémica feminista se ha preguntado: '¿Qué quieren las americanas de un presidente?'. Respuesta: 'Lo mismo que quieren de un marido (...) alguien masculino, pero no tan masculino que no le podamos controlar'. ¡Vaya una feminista!, han venido a respoder quienes mantienen que las mujeres deberían calificar a los políticos por su competencia y no por su barbada masculinidad.
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