La fuga de tres menores de un reformatorio acaba con un accidente mortal
La gamberrada de tres adolescentes de entre 14 y 15 años que estaban internados en un reformatorio en Madrid acabó ayer en tragedia. En la tarde del miércoles huyeron aprovechando una salida programada a una piscina. Durante su escapada, robaron un coche con el que se estrellaron en la madrugada de ayer contra un camión de la basura en la localidad madrileña de Leganés. En el accidente -el conductor del coche, de sólo 14 años, se saltó una señal de stop- murió un joven de 21 años que viajaba junto a los tres fugados y a otros dos adolescentes. El coche quedó destrozado y todos los menores resultaron heridos. El conductor, que no es uno de los escapados, permanecía anoche en estado crítico debido a la gravedad de sus heridas.
Los tres menores internados en el centro Altamira, gestionado por la Comunidad de Madrid -M. E. M., de 14 años; J. S. C., de 15, y M. A. I. S., de 15- estaban en régimen semiabierto y decidieron no regresar al reformatorio tras pasar la tarde del miércoles en una piscina cercana al centro acompañados de dos educadores.
Miedo a ser descubiertos
Junto con otros tres jóvenes, los tres escapados robaron un Opel Kadett y pasaron la noche circulando por la zona sur de la capital con sus tres amigos. Cuando llegaron a Leganés, el conductor, J. R. M. M., de 14 años, vio un coche de policía y temió que les descubrieran, por lo que aceleró, se saltó un semáforo en rojo y entró a toda velocidad en un cruce sin darse cuenta de que un camión de basuras se aproximaba por su derecha. El impacto fue tan brutal que e
l estruendo del choque despertó a los vecinos. El copiloto, J. C. G., de 21 años, falleció en el acto. Los cinco menores quedaron atrapados en el vehículo y tuvieron que ser rescatados por los bomberos.
Los tres jóvenes escapados acumulan numerosos antecedentes por hurtos, robos de coches y conducción temeraria. Habían llegado al reformatorio Altamira tras cumplir la mayor parte de sus condenas en un centro de régimen cerrado. Todos pertenecen a familias desestructuradas y el padre de uno de ellos falleció en julio pasado electrocutado en el poblado de Las Barranquillas, el llamado hipermercado de la droga de la capital. Estaba recogiendo cables para venderlos y pagarse su dosis diaria.
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