El 'complejo Donosti' pierde uno de sus principales grupos
La última operación policial de la Ertzaintza supone uno de los golpes más profundos recibidos por el llamado complejo Donosti de ETA. La tupida red de comandos, grupos satélites, colaboradores e infraestructura asentada en Guipúzcoa constituye el principal resorte operativo de la organización terrorista. Al menos doce de las 35 víctimas de ETA desde el fin de la tregua se atribuyen a este comando de comandos que, según la policía, mantiene una estructura celular. Cada grupo se relaciona únicamente con la dirección de la organización y con su equipo de colaboradores para evitar que la caída de un talde arrastre a los demás.
La desarticulación del comando Buruntza, con la detención de ocho de sus miembros -dos de ellos liberados (a sueldo) y tres legales (no fichados)- la captura de su arsenal de armas y explosivos y del taller electrónico, es una de las acciones policiales que más profundamente han llegado en este complejo terrorista ramificado por toda la provincia de Guipúzcoa. En el pasado, grupos del Donosti realizaron también atentados en las provincias limítrofes, y los expertos antiterroristas consideran que esta pauta de conducta se ha mantenido, e incluso incrementado, tras la ruptura de la tregua, para compensar la ausencia de comandos estables en Navarra, Álava y Vizcaya.
Las operaciones policiales habían logrado neutralizar hasta ahora a activistas aislados o a grupos satélites del complejo Donosti. En esta categoría se incluirían los comandos Ttotto y Gaua, desarticulados por la Ertzaintza en febrero y marzo de este año en Guipúzcoa, y la detención, a finales de febrero, por la Guardia Civil de diez miembros de la infraestructura logística.
Amplia autonomía
La pérdida del Buruntza tiene una significación especial al tratarse de un grupo con un número de liberados más amplio de lo habitual en los últimos años. Pero, sobre todo, por la presencia en su seno de un especialista en electrónica, lo que le daba capacidad para fabricar artefactos explosivos muy sofisticados y sus propios coche bomba. Hasta ahora, los expertos en la lucha antiterrorista pensaban que los coches bomba eran preparados en Francia por los responsables de logística de la organización y enviados a los comandos, que se encargaban de colocarlos junto al objetivo y hacerlos estallar. El vehículo hallado en Lasarte-Oria parece demostrar que el grupo era autosuficiente en este terreno, lo que le daba una gran capacidad de actuación.
Donde no ha habido sorpresas es en el perfil de los activistas detenidos. La mayoría de ellos, como los miembros de los otros grupos desarticulados en los últimos años, han iniciado su militancia en las organizaciones juveniles de la izquierda abertzale y han dado el salto al terrorismo tras foguearse en la kale borroka y pasar a la clandestinidad.
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