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Sancionados 50 taxistas de Barajas por tapar los taxímetros con trozos de radiografías

La policía local destinada en el aeropuerto atendió el año pasado 2.403 reclamaciones de usuarios

El destacamento de la Policía Municipal de Barajas ha destinado a dos agentes para que persigan las prácticas anómalas. Y, además, ha habilitado una oficina específica para recoger quejas de usuarios relacionadas con este gremio.

Según fuentes municipales, al menos tres de los taxistas expedientados por tapar con trozos rectangulares de radiografías el taxímetro han recurrido ya la sanción ante los juzgados de lo contencioso de Madrid. 'La cinta negra impide que los usuarios observen con claridad, como es preceptivo, el importe del trayecto', señalan estas fuentes.

Dos de los tres taxistas argumentan en su recurso contra la sanción que colocaron trozos de radiografía en el taxímetro 'para protegerlo del sol, para que no se deteriorase'. Otro, en cambio, ha asegurado que colocó cinta adhesiva para sujetar el cristal, 'que se había despegado', esgrime. Las sanciones existen, pero no se harán efectivas hasta que los tribunales se pronuncien sobre los recursos de los taxistas, según estas fuentes del Ayuntamiento.

'La cinta es casi opaca y distorsiona los números; ellos dicen que sí se ve el importe a través de ella, pero yo lo he visto puesto y la verdad es que casi no se ve nada', subraya uno de los agentes municipales que vigilan Barajas; 'y eso, según la normativa que regula el funcionamiento del taxi, implica una manipulación clara del taxímetro', añade.

Ningún taxista del aeropuerto, de entre los requeridos por este periódico, admite haber realizado esta práctica. Es más, todos dicen ignorar que haya compañeros suyos que tapan con celo negro el taxímetro y que el Ayuntamiento haya expedientado ya a medio centenar. 'Yo no hago eso, mire el taxímetro si quiere', invitó un profesional a este periódico. 'Lo que yo sí sé es que muchos compañeros ponen cartones, hechos a medida y que se venden en la Puerta del Sol, para proteger los taxímetros del sol, pues son aparatos muy sensibles', destacó otro, que hacía cola con su vehículo en la terminal de llegadas internacionales. Fuera del aeropuerto, en la parada oficial, otro taxista comentó al respecto: 'No he escuchado nada de eso; pero, hombre, lo cierto es que siempre hay ratonerías'. 'Pues que se denuncie y se persiga esa práctica', terció otro colega, que agregó: 'Si yo conociera algún caso lo denunciaría yo mismo, porque lo que ocurre es que al final quedamos mal todos'.

Chanchullos a distancia

Según fuentes del Ayuntamiento, la Policía Municipal de Barajas también ha detectado casos de taxistas que emplean una especie de mando a distancia, conectado con un dispositivo oculto en el motor, que con sólo apretar disimuladamente un botón permite acelerar el taxímetro e incrementar de golpe el importe del recorrido.'No paramos de detectar chanchullos entre los taxistas del aeropuerto; se aprovechan de que gran parte de los viajeros son extranjeros e intentan timarlos de cualquier forma; no son todos, pero haberlos, haylos', anotan fuentes municipales.

Los agentes que operan en Barajas sospechan que uno de cada cinco taxistas que trabajan en el aeropuerto cobra de más a los turistas que aterrizan en la capital. Basan sus cálculos en los testimonios de los propios taxistas y en los controles y en las inspecciones que se llevan a cabo. Recientemente, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid retiró seis meses la licencia a un taxista que instaló un dispositivo en su coche mediante el que manipulaba el taxímetro y cobraba a sus clientes dinero de más. El conductor accionaba con el pie una especie de botón, oculto bajo la alfombrilla y junto al pedal de embrague, y conseguía así que el contador corriese más rápido. Cuanto más apretaba con el pie el botón, más dinero costaba el viaje.

Un agente municipal se subió al vehículo y observó unos cables ocultos en el salpicadero del coche que procedían de la zona donde está situado el embrague. Siguió la pista de los cables y llegó hasta el taxímetro, cuyas herméticas tapas estaban manipuladas. '¿Y esto qué es?', preguntó el agente policial. 'Son unos cables del aparato de radioaficionado', contestó el taxista, nervioso. El agente descubrió más tarde que el taxista mentía.

Este periódico intentó ayer tarde, sin éxito, recabar la opinión de los portavoces de las dos principales asociaciones de taxistas, la Gremial del Taxi y la Federación Profesional del Taxi.

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