El río imaginario
Ningún lugar se asocia al Ebro como la capital aragonesa y en ningún otro lugar la indiferencia cotidiana ante él se transforma en mito como allí
El mismo día en que se conocieron, cruzando el puente de Santiago de Zaragoza, José Ramón Marcuello le dio la noticia fundamental de su viaje.
-El Ebro no existe. Es una construcción puramente imaginaria. Al menos aquí.
La noticia tenía el valor añadido del que la daba. Marcuello es el disco duro del río: ha escrito todos sus libros fundamentales, y el Ebro es la única salvedad de su carácter descreído. El viajero sabe, además, que le debe cualquier palabra certera de este viaje. Aquel día, sin embargo, aún desconocía su potente y constructivo desinterés por las metáforas.
-Ya..., ésas son las cosas que se dicen cuando se sabe mucho de las cosas -aventuró el viajero con imprudencia.
Marcuello lo citó al día siguiente con el objeto, anunció, de dar un paseo por la ciudad. Cuando llegó al café traía un mapa en la mano y muy pocos deseos de moverse.
-Hace mucho calor -dijo, mientras desplegaba el mapa con parsimonia-, pero el paseo podemos hacerlo con el dedo.
Empezó por el Pilar, como es de ley. Y siguió luego con la Seo del Salvador, el palacio episcopal, la lonja renacentista, San Juan de los Panetes y acabó con el Ayuntamiento de Zaragoza. La lista de edificios era de una gran diversidad y el viajero no sabía a dónde acabaría conduciéndole el dedo sagaz de Marcuello. Desde luego, no les unía la época de construcción: había edificios medievales, y otro, como el Ayuntamiento, construido en los años sesenta. Ciertamente, todos eran grandes y representativos y estaban situados en el corazón de la ciudad; pero algunos eran magníficos, como la Lonja, y otros hórridos, como el Pilar. Hórridos por partida doble: el entorno de la basílica había sufrido una grave reforma urbanística, donde el viajero siempre había visto la opulencia vulgar y decadente del otrora socialismo gobernante. En un cruce, sin duda irreverente, de caminos asociaba la indescriptible cascada de un extremo de la plaza con las señoritas de nylon que se fotografiaron junto al socialista aragonés Luis Roldán, en medio de una fiesta laica: lo uno y lo otro venían del bingo. El dedo de Marcuello se impacientaba y trazaba elipses ininteligibles en el plano.
-¿Sabe qué tienen en común todo esos edificios?
-No.
-Todos fueron construidos de espaldas al Ebro inexistente.
El dedo, incansable, se posó enseguida sobre dos puentes.
-Éste es el puente de las Fuentes, uno de los nuevos. Fue construido a finales de los ochenta. Como éste, el de la Almozara. Vaya a ver sus pretiles macizos, opacos, y se dará cuenta de que son idóneos para cruzar una cloaca o cualquier otra cosa desagradable que no quiera verse.
Marcuello quiso rematar la faena in bellezza. Era simpático, pero implacable.
-Esto que ve aquí es el parque de San Pablo. Y éste, el de Tenerías. En los dos pusieron bancos, como es natural. En los dos, los respaldos dan al río.
El viajero ha recordado muchas veces esa conversación iniciática en sus andares por Zaragoza. Ningún lugar se asocia al Ebro como ella y en ningún otro lugar la indiferencia cotidiana ante el río se transforma en mito como aquí. La primera condición de la religión es, ciertamente, lo imaginario: Zaragoza, ni bebe ni vive del Ebro y ni siquiera se divierte con él. El viajero ha buscado en vano la posibilidad de caminar largamente por sus riberas: ha trazado, sólo en su imaginación acechada por el estrépito y los gases, una vía lenta que integrara la ciudad y su río; ha preguntado por sus restaurantes sûr fleuve o por las terrazas nocturnas donde el río añadiera su hipnosis al programa de gobierno, smoking, drinking, never thinking of tomorrow..., expuesto hace muchos años por Billie Holiday. En cada esquina de sus preguntas aparecía Marcuello.
-Lo primero que dio el río fue miedo. El río pasaba al lado de los campos resecos, pero los campesinos no podían aprovecharlo. Ni para beber. Anote la jota:
"Ya se van los segadores
a segar por los secanos,
a beber agua de balsa
toda llena de gusanos".
Por el contrario, en las crecidas traía desolación y tragedias. El único uso claramente definido del río era el de váter. Luego lo dominó y se le quitó el miedo. Pero el uso como váter siguió vigente: sólo que ahora era la industria del automóvil en Pamplona, la agroalimentaria en La Rioja, las cementeras de Burgos o la electroquímica de Miranda las que multiplicaban la porquería.
La porquería y la riqueza. Los temas del río. Los temas de la civilización. Desde el descubrimiento del estiércol siempre van unidos. El viajero cruza el claro y aseado barrio burgués que vertebra el paseo de la Independencia y va en busca del puente de Piedra. Es de noche. El viajero ha cenado muy bien en el Diagonal y camina como un hombre honesto, en paz con Dios y sus entrañas, buscando exteriores -y aire fresco- para sus párrafos. Nunca tira nada de lo que ve. Hace días, en el paraje de l'Encanyissada, junto al Delta, se topó con un enorme campo cubierto de bañeras. Cientos de bañeras, viejas, rotas, desguazadas, junto a los toros, las lagunas y los arrozales. Pedaleaba, entonces, e iba preguntándose qué iba a hacer con aquello, que no fuera un párrafo fortuito, a lo Duchamp, muy revenido. Esta mañana le despertó Marcuello.
-El volumen total del trasvase del Ebro son 5.000 millones de bañeras.
Entre Madrid y Barcelona
Datos básicos
Población: 601.000 habitantes.
Situación: a 325 kilómetros de Madrid, 72 de Huesca, 181 de Teruel y 296 de Barcelona.
Fiestas: el 12 de octubre, la Virgen del Pilar, de interés turístico internacional.
Cómo ir
Autopistas A-2 y A-68. Iberia (902 400 500), Spanair (902 13 14 15) y Air Europa (902 40 15 01) tienen vuelos entre los aeropuertos peninsulares, desde 8.000 pesetas. Aeropuerto de Zaragoza (976 71 23 00). Renfe (902 24 02 02). Autobuses Alsa (976 28 31 00).
Dormir
Hotel Palafox (976 23 77 00) Casa Jiménez s/n. Habitaciones entre 21.000 y 32.000 pesetas.
Hotel Goya (976 22 93 31). Cinco de Marzo, 5. Entre 11.600 y 16.500 pesetas.
Hotel Hesperia (976 28 45 00). Conde de Aranda, 48. Entre 7.300 y 15.525 pesetas.
Hostal Ávila (976 55 51 32). Ávila, 1. La habitación doble, 4.500 pesetas.
Información
Oficina de Turismo (976 20 12 00).
www.turismozaragoza.com
www.zaragoza-ciudad.com
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