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Crónica:FERIA DE MÁLAGA | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Siempre Hermoso

Una vez más, Pablo Hermoso de Mendoza nos ha convencido de lo poco que tiene que ver con el resto de los rejoneadores, de los que se diferencia por practicar un arte superior, mucho más torero, arriesgado, preciso y emocionante. Todavía me pregunto cómo se puede ajustar tanto la embestida del toro, el temple del caballo, la reunión exacta en tiempo y distancia, y la salida de la suerte, cuando el toro, atracado de caballo, pega el último derrote, seguro de alcanzar el blanco, y, milagrosamente, mientras el público ha cerrado instintivamente los ojos temiendo la tragedia, el centauro ha desaparecido de su horizonte y el toro, desengañado, cornea el aire, en el mismo espacio que, una milésima de segundo antes, estaba lleno. Así, de milagro, colocó una de las farpas. No fue menos sorprendente el primer rejón, con el toro distraído que, de pronto se arranca sobre el caballero, que lo deja llegar y, en un palmo, quiebra y clava ante la bendita sorpresa del público. Toda la actuación de Hermoso en su primero estuvo a gran nivel, destacando los momentos reseñados, al igual que la forma de clavar las cortas, doblándose en tres vueltas ceñidas, seguidas de una cuarta en la que hizo el teléfono.

Molina / Hernández, Bohórquez, Hermoso

Toros de Javier Molina, despuntados para rejones, fue devuelto el 2º y se corrió el turno, saliendo en quinto lugar un sobrero de la misma ganadería. Leonardo Hernández: rejonazo en la paletilla (ovación y saludos); rejonazo con descordamiento (oreja). Fermín Bohórquez: rejón de muerte (oreja); metisaca y rejonazo (oreja). Pablo Hermoso de Mendoza: rejón de muerte al segundo intento (oreja); rejonazo al tercer intento (ovación y saludos). Plaza de La Malagueta, 11 de agosto. 7ª de abono. Menos de tres cuartos de entrada.

En el último, un toro tardo, volvió a destacar en la concepción unitaria de la lidia, demostrando que, frente a alardes aislados, él tiene un continuo valor torero capaz de transformar el comportamiento del toro.

Leonardo Hernández estuvo irregular en el primero; brilló más en los quiebros del cuarto, siempre sobrado de gesticulación. Se adornó con piruetas espectaculares, en alguna de las cuales fue alcanzada la cabalgadura.

Bohórquez no colocó de forma excesivamente precisa los diversos arpones, y tampoco se entendió con una res de embestida franca que salió en segundo lugar. En el quinto aguantó valientemente a dos pistas.

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