Garantía de aparcamiento contra la 'desertización'
La clave está en las zonas de estacionamiento. Residentes, comerciantes y hosteleros lo tienen claro: el éxito del cierre al tráfico del casco histórico alcalaíno depende de que se garantice el aparcamiento. Tanto en el interior, para los residentes, como en el perímetro, para los visitantes. Afirman que lo contrario supondría la 'desertización' del casco histórico, un menoscabo para los residentes y un freno para que los vecinos de otros barrios de Alcalá se acerquen al centro.
Residentes, comerciantes y hosteleros proclaman desde hace años que no aceptarán el cierre al tráfico sin tres condiciones: que se haga un estudio previo, se cuente con ellos y se garanticen los aparcamientos. El borrador del proyecto se debatió con estos colectivos y el Ayuntamiento se los llevó de excursión a León para que vieran in situ cómo funciona allí el sistema de bolardos. Volvieron satisfechos, a tenor de las palabras de la presidenta de la asociación de vecinos del casco, Dolores Palenzuela: 'Ganaremos en calidad de vida. Las calles del casco son estrechas, y los pisos, bajos. El ruido de los coches se nota mucho. Es algo que ya está inventado: León, Santiago, Vitoria... Hoy no se concibe un casco histórico con el mogollón de tráfico de éste'.
Caro y sin sombra
Manuel Peinado, alcalde de Alcalá, afirma que los aparcamientos están asegurados desde el día en que empiecen a funcionar los bolardos. El casco cuenta con 1.684 plazas en superficie, casi todas de zona azul. De éstas, 345 están en el aparcamiento construido sobre el antiguo campo de fútbol de La Paloma e inaugurado el pasado mayo. El alcalde afirma que tras el cambio de dirección de calles y la reorganización de sus estacionamientos, en abril de 2002, las plazas serán 1.875.
El estacionamiento de La Paloma no ha tenido mucho éxito. No está señalizado, no hay ni una sombra y es caro. 'Cuando se cierre el casco, se reorganizarán los flujos de tráfico para que conduzcan allí y contará con una tarifa más adecuada', apunta Peinado. La presidenta de la asociación de vecinos del casco plantea otra duda: ¿Dónde aparcarán los autobuses turísticos?
Además, si el centro histórico es para los peatones, tendrá que invitar al paseo, dicen comerciantes y hosteleros. Añaden que es absurdo dejar las feas calzadas de asfalto cuando se cierre al tráfico. El alcalde señala que, a largo plazo, no quedará ni ese recuerdo de los coches. El modelo puede ser la calle del Tinte, remodelada en la anterior legislatura y que combina aceras de baldosa de cerámica roja y calzada de adoquines de granito de un gris rosáceo, al mismo nivel. Pero eso es otro proyecto. Y otro presupuesto.
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