Una historia triste
La brasileña Fabiane dos Santos se arriesga a una suspensión a perpetuidad al dar por segunda vez positivo en un control antidopaje
La brasileña Fabiane dos Santos, nacida Xirodidi en una tribu del Mato Grosso, es una atleta portentosa. Pero un positivo en un control antidopaje le impide estar en Edmonton, donde era una de las favoritas en los 800 metros, y le amenaza, al ser el segundo, con una sanción a perpetuidad. Una historia triste la suya.
Cuando tenía tres años, un matrimonio de origen portugués la adoptó. Dejó la selva del Amazonas y se fue a vivir a São Paulo. A los 15 se quedó embarazada. A los 16 tuvo una hija, que vive con su abuela materna adoptiva en Brasil. Después se casó con un dirigente de la Federación Brasileña. Un hombre celoso que tuvo problemas judiciales. Xirodidi, ya Fabiane, se divorció de él, cogió un avión y en enero de 1999, con 22 años, se plantó en Madrid. Sola y sin dinero. Encontró una pensión por la Gran Vía y luego una habitación con derecho a cocina por la plaza de España. Vivió de fregar suelos en las discotecas.
Apenas comentó que era atleta, que no corría nada mal. Finalmente, se enteró de que podía entrenarse en el INE. Entró en contacto con Manuel Pascua, el preparador de Andrés Díaz y Martín Berlanas, y empezó a fajarse. Su progresión fue fulgurante. Bajó con holgura de los dos minutos. En marzo ganó el bronce en los Mundiales de pista cubierta en Lisboa. Y este verano se convirtió en la rival más peligrosa de María Mutola, la gran mozambiqueña. Ganó cuatro reuniones y logró 1m 57,16s, la segunda marca del año. Empezó a ganar dinero. Se echó mánager. Ahorraba para comprarse un piso. Soñaba con llevarse a su hija a Madrid, con la redención.
El 6 de mayo, La Tanqueta, por su fuerza y su físico, por su poderoso tren inferior, viajó a Brasil para ganar en Río de Janeiro. Pasó el control. Y hace cuatro días, a punto de embarcarse para Canadá, su federación le informó de que había dado positivo por testosterona y la citó en Montreal para que presentara sus alegaciones y asistiese al contraanálisis. El mundo se hundió bajó sus pies. De júnior, en 1995, ya había dado positivo por nandrolona. Una segunda infracción supone una sanción de por vida.
'¿Qué va a ser de ella?', se pregunta Pascua desde Edmonton; 'no sabe más que correr'.
Fabiane pasa por ser una mujer extraña y trabajadora. Peculiar y manipulable. En dos años y medio no ha aprendido castellano y su portugués no lo entienden casi los portugueseses. 'Pero es la que más se entrena', añade Pascua; 'es una fuerza de la naturaleza. Es increíble. Ése es su secreto'.
Se entrena tan fuerte que no se aguanta con las mujeres y hace los ejercicios con los hombres. Siempre se queda con ganas. 'Maestro', le suele decir a Pascua; 'que yo puedo más; que me ha dicho que haga ocho series, pero puedo hacer 16'. Los días que le toca descanso activo, algo de carrera para desentumecer los músculos, se va a la pista con cronómetro y todo. No para. Pascua, paciente, la tiene que convencer de que lo mejor para asimilar las cargas es el descanso y de que no por entrenarse más se corre más deprisa. 'Tiene una mentalidad un tanto esotérica', dice de ella; 'y desconfiada. Piensa en conjuros y maleficios. Cree que todo lo que le pasa es la conspiración de alguien que la quiere mal y le quiere hacer daño'.
El antiguo positivo por nandrolona lo achacó a un colirio ocular, Nandrol, de efecto epitelizante, de renovación de tejido, que había usado para curarse una herida en un ojo. 'Me extraña muchísimo que haya tomado algo peligroso', dice Pascua, 'porque siempre que le recetan algo o que le aconsejan cualquier medicina, aunque sea una aspirina, mira la pastilla desconfiada y pregunta: '¿No será doping?, porque yo, de joven, ya di positivo y me pueden suspender de por vida'.
Hablan de un estudio hormonal hecho en el Mato Grosso que revela que en los naturales de allí hay una propensión genética a producir más testosterona, pero nadie lo conoce. También hay expertos que dicen que, en caso de agotamiento y un esfuerzo físico desmesurado, se puede producir de forma natural. Pero un último estudio de la Federación Brasileña, utilizando carbono 13, que discrimina entre productos de origen natural o artificial, ha dictaminado que el exceso de testosterona de Fabiane es sintético.
Su número del teléfono móvil sólo lo tiene Pascua. La atleta le ha prohibido dárselo a nadie. 'Hablo con ella todos los días', dice su preparador; 'de 20 minutos de charla, incomprensible casi, 10 se los pasa llorando y los otros 10 diciendo que se va a suicidar. Yo le digo que eso no vale para nada y que de lo que se trata es de irse a Brasil, contratar a un abogado y luchar por su caso. Ella me dice que no se atreve a ir allá, que le va a pasar algo malo. No sé qué hará'.
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