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LA EXTRAÑA PAREJA
Columna
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El lado oscuro

El dueño de Gescartera tenía 100 trajes de Armani. Te pones en el lugar de Armani y te mueres de envidia. Ayer mismo, a la hora apocalíptica de la siesta, tuve la ensoñación de que abría el periódico y leía el siguiente titular: Antonio Camacho tenía 100 trajes de Armani y las obras completas de Millás. Al instante me dio un ataque de culpa e imaginé otros titulares menos narcisistas. El dueño de Gescartera tenía 40 pares de gafas de sol y la 'Crítica de la razón pura'. O cuatro coches de lujo y una primera edición de 'El Ser y la Nada'. O dos chalés en La Moraleja y 'Rinconete y Cortadillo'.

Ya sé que son titulares imposibles, pero hay que ser realista y pedir lo imposible. Piqué pidió lo imposible en su juventud y hoy está forrado. A Armani no le hace ningún daño que un gánster lleve sus creaciones. Al contrario, lo promociona. Durante la época de la corrupción socialista se puso de moda el BMW. Si querías ser alguien, tenías que tener un BMW. ¿Quebró por eso la firma automovilística? Pues no: quebró el PSOE. La BMW, por el contrario, aumentó sus ventas. Este coche ha sido reemplazado ahora por el Jaguar. Camacho tenía dos. Pongan ustedes el oído y comprobarán que el Jaguar está sustituyendo al BMW en el corazón de los nuevos ricos (Mohedano fue un precursor). Pues nada, enhorabuena a la casa Jaguar. Pero digo yo que del mismo modo que la gente como Camacho promociona los coches y los trajes, podría promocionar la lectura. Imaginen este titular: Camacho leía a Cervantes en la cama.

A Armani no le perjudica que un gánster lleve sus creaciones. Al contrario, lo promociona. Durante la época de la corrupción socialista se puso de moda el BMW. ¿Quebró por eso la firma automovilística? Pues no: quebró el PSOE

Y todo el mundo a leer a Cervantes para parecerse a Camacho. Poseer 100 trajes de Armani sin dirigir Gescartera es imposible, no hay dinero. Pero tener las obras completas de Cervantes está chupado. No hay más que ir a la librería. Necesitamos modelos realizables, en fin. A ver si los delincuentes nos echan una mano y logramos que el personal comience a apreciar las diferencias entre Sartre y Norma Duval, que, por otra parte, saltan a la vista.

Personalmente, espero mucho de la delincuencia. El lado oscuro de la realidad crece más deprisa que el luminoso. Hace dos años, por ejemplo, la economía sumergida sólo representaba el 15% del PIB. Hoy supone el 22%. A este ritmo, y si Dios nos conserva a Rodrigo Rato, pronto tendremos el 50% de una cosa y el 50% de la otra. Seremos mitad monjes y mitad soldados. Y es que vamos a decir las cosas como son: la economía sumergida está mostrando la vitalidad, la imaginación y el empuje de las jóvenes naciones. Y eso que en la realidad oculta no hay ministros de Economía, ni de Justicia, ni subvenciones al lino. Pero hay gente trabajadora, dispuesta a permanecer 15 horas diarias en el tajo para comprarse un Jaguar.

La economía sumergida, pongámoslo en cifras, factura más de 20 billones anuales en España. Y su jefe, sea quien sea, no se gasta en seguridad ni el 10% de lo que nos cuesta Aznar. Y es que no es por nada, pero leías las medidas de seguridad de que se ha rodeado nuestro presidente en Menorca y no tenían nada que envidiar a las de Kim Jong-il en Rusia. Un amigo que veranea allí me dice que a veces, cuando va a por el periódico, se pregunta: ¿Soy un veraneante o un guardaespaldas? Es lo mismo que se preguntarían los locos de ese hospicio de India mientras se abrasaban encadenados al lecho: ¿soy un loco o un enfermero? Imaginen, si no, el titular al revés de como lo hemos visto: Mueren 25 enfermeros atados por los locos a sus camas en un incendio. Nos habría parecido horrible, ¿verdad? Pues más horrible es que los autores de la tropelía fueran los enfermeros, que representan el lado luminoso, el orden. Supongamos que en Génova una comisaría hubiese sido asaltada y destruida por los manifestantes antiglobalización. ¡Lo que habríamos tenido que escuchar! Pues no: fue una comisaría la que cayó con nocturnidad y alevosía sobre un grupo de personas que dormían pacíficamente en una escuela. ¿Quién representa el orden, pues?

Por eso digo que yo tengo mucha confianza en el lado oscuro. Cada día más. Lo único que le falta a ese lado es un poco de sensibilidad cultural. Si Camacho, además de los 100 trajes de Armani, hubiera tenido mis obras completas, me apunto a su banda, no tanto por los derechos de autor como por la garantía de que, en caso de incendio, yo no sería de los que estuvieran encadenados a la cama. No sé si me explico.

Rodrigo Rato.
Rodrigo Rato.

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