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CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Festivaleros de todo el mundo

Cada vez más extranjeros acuden al FIB desde todos los rincones del planeta. Miguel Morán, codirector del festival, estima que este año han llegado unos 3.500 fibers extranjeros, cifra que supera los 2.000 que vinieron el año pasado. 'Son sobre todo franceses', dice, 'el resto procede de Italia, Alemania, Inglaterra, seguidos de gente de Austria, Suiza y Bélgica'. Todos tienen una cosa en común: son festivaleros de pura cepa.

A primeras horas de la tarde, están sentados en el césped los hermanos Krubb (Julie, Katie, Margeret y Brain), que vienen desde la localidad de Chico, en el Estado de California. ¿Por qué han elegido el FIB? 'Un día mis hermanas y yo estábamos navegando en la red y buscamos el nombre de nuestro grupo predilecto, los escoceses Belle & Sebastian. Salió en la página web del Festival', comenta Katie que, al igual que sus hermanos tiene la cara roja como un cangrejo. Cuando, el pasado febrero, vieron que también actuaban Pulp, The Posies y Orbital, sacaron los billetes.

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Un chico con aspecto asiático deambula por el recinto. Es Willy Lin, un taiwanés de 26 años que busca a su chica, Chorotte Tasi, de 22. Igual que los hermanos Krubb, se enteró a través de Internet de la existencia del festival, aunque también, dice: 'Leí artículos del festival en la prensa de nuestro país. Decían que es el mejor de música independiente que existe en el mundo'. Y cuando, en marzo, comprobó que actuaban Mogwai, Bent y Goldsrapp, su amiga y él reservaron una habitación en Benicàssim. El año pasado estuvieron en el Festival de Música Independiente de Reading (Reino Unido), pero después de dos días aquí opina: 'El conjunto de este certamen me gusta mucho más que el de Reading'.

En la cola de espera de la cabina telefónica se encuentra Pierre Thai, de 29 años. Vive en París y sus padres emigraron hace tiempo de Vietnam a la capital francesa. En un español fluido cuenta como se le pasó por la cabeza venir a Benicàssim. Esta vez no fue Internet, sino sus amigos franceses quienes le sugirieron que acudiera al festival. 'Este recinto está muy bien cuidado. Recuerdo que en un festival de Inglaterra había tanta basura por el suelo que acabé comprándome unos botines para poder caminar', dice.

Sobre las 10 de la noche, cuando el recinto está bastante poblado aparece un tipo altísimo con un peinado al estilo de los setenta. Se trata del alemán Bernhard Sehm, estudiante y aficionado de The Manic Street Preachers y de PJ Harvey. Opina que todo 'está bastante bien'. Palabras que, en boca de un alemán, resultan ser un cumplido.

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