El gran privatizador vuelve a casa
Vender, vender. Éste fue el encargo que recibió Pedro Ferreras del Gobierno de José María Aznar cuando fue nombrado hace cinco años presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), la propietaria de las empresas públicas. El dimisionario presidente de la SEPI llegó al cargo sin experiencia política desde su despacho de abogado en Barcelona. Lo hizo apoyado por su mentor, el entonces ministro de Industria y hoy de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, con quien trabajó cuatro años. Con su último jefe, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha trabajado poco más de un año.
'Nadie me ha dado nunca instrucciones de ningún tipo, ni políticas ni no políticas', ha dicho Ferreras. 'Si nos hemos equivocado ha sido por nuestros propios méritos', dice este abogado de 47 años a quien Piqué convenció para irse a Madrid como subsecretario de Industria, además de presidente de la SEPI. Con o sin instrucciones, Ferreras ha cumplido la misión del Gobierno: sanear primero y privatizar después para ayudar a rebajar el déficit público y entrar en el euro.
La lista de empresas vendidas por el Estado con Ferreras al frente de la SEPI es larga: Repsol, Santa Bárbara, Sefanitro, Aceralia, Casa, Endesa, Iberia e Indra son algunas de las 34 sociedades privatizadas total o parcialmente desde junio de 1996. Un ritmo casi frenético y sin precedentes, ya que en los 13 años anteriores, bajo Gobierno socialista, se habían llevado a cabo 66 operaciones de venta de empresas públicas. La SEPI presume de haber generado unos ingresos de 2,8 billones de pesetas en los últimos años.
Ferreras, leonés de nacimiento y afincado en Barcelona desde principios de los ochenta, es abogado del Estado. Abrió despacho en la ciudad y allí se labró su prestigio profesional como abogado de empresas. Su esposa, notaria, tiene uno de los despachos más importantes de su ramo en una de las mejores zonas de Barcelona.
El 'clan de Urus'
Junto a Piqué y la ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, forma lo que se ha llamado el clan de Urus, que toma el nombre del pueblo de la comarca de la Cerdanya, en el Pirineo catalán, donde esquían y veranean las tres familias. Allí compraron juntos y construyeron sendos chalets en régimen de leasing a través de sus empresas.
Su estrecha vinculación con Piqué viene de principios de los años noventa. La relación entre ambos fue tan estrecha que la polémica sociedad del ministro, Loreto Consulting -a través de la cual Piqué cobró parte de sus emolumentos para ahorrarse impuestos antes de ser ministro- nació en el mismo domilicio en el que consta registrada la empresa patrimonial de Ferreras.
La relación Ferreras-Piqué se estrechó en la crisis de Ercros, la empresa que presidió el hoy ministro de Exteriores tras la espantada de Torras-KIO del capital. Ferreras trabajó codo con codo con Piqué para sacar adelante la suspensión de pagos que presentó la sociedad en junio de 1992.
Con Birulés, la relación también ha sido estrecha. La sociedad patrimonial de la ministra, Business Iniciatives, también nació en el despacho del ya expresidente de la SEPI. Con Birulés coincidió hace una década en Catalana de Inicitivas, la empresa de capital riesgo auspiciada por la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. Ahora le ha llegado el momento de volver a Barcelona. De política dice no querer saber nada, pero le queda el gusanillo de la gestión empresarial y deberá decidir como convive con él.
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