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Crónica:FERIA DE AZPEITIA | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Cómo se estarán riendo

Cómo se estarán riendo Manuel Caballero y su cuadrilla en el viaje de vuelta. En el quinto de la tarde, el diestro Manuel Caballero tuvo un comportamiento nada ejemplar. Creía que en ese momento estaba en una plaza de carros de cualquier lugar desconocido del mundo. Después de demostrar su incapacidad para dominar a un toro que cabeceaba, trató de hacer como que toreara por naturales y derechazos, sin acabar un pase, ni mucho menos ligar las series. En un momento dado, cuando unos jóvenes festeros les dio por pedir música, al matador se le ocurrió hacer gestos hacia la presidencia para que, efectivamente, le regalaran la música. Para colmo de males, el presidente le concidió una oreja. Fue inaudito y, además, entre los espectadores se creó una sensación de que se les trataba como a palurdos. En su primer toro, el segundo de la tarde, estuvo algo mejor, pero sin que se ganara la oreja que le concedieron sin ton ni son. Aquí sí está bien aplicado el reglamento en la Comunidad Autónoma Vasca, que no se sale por la Puerta Grande si no se han cortado dos orejas en el mismo toro. De otra forma, la risa hubiera llegado hasta Albacete. En el quinto toro, el banderillero de su cuadrilla Carretero fue quien mejor hizo las cosas, con dos buenos pares que puso asomándose al balcón.

Alcurrucén / Finito, Caballero, Castaño

Toros de Alcurrucén: Pobrísimos de pitones, corrida sin clase, varios violentos, 1º y 2º maneajes. Finito de Córdoba: estocada caída (aplausos); pinchazo y estocada (ovación). Manuel Caballero: estocada caída (oreja); casi entera (oreja). Javier Castaño: cuatro pinchazos y dos descabellos (silencio); estocada trasera y descabello (aplausos). Plaza de Azpeitia, 1 de agosto. 2ª corrida de feria. Casi lleno.

Lo de más calidad de la tarde lo hizo Finito de Córdoba. No así en su primero, que hilvanó una faena a base de derechazos, fundamentalmente, donde el toro le tropezó la muleta demasiadas veces. Sí hubo calidad en algunos muletazos, sobre todo con la mano derecha, que tejió en la faena de su segundo toro. No fue un frasco de esencias al completo, sin embargo algunos muletazos tuvieron calidad y belleza.

Javier Castaño es un muchacho que sigue verde como el primer día. Realmente, crea en el espectador la conciencia de que está frente a un chico que empieza a torear novillos sin picar. Es tan pobre su bagaje torero, que suena como si de pronto hubiera aterrizado un joven recién salido de una escuela taurina. Sin dar un muletazo a derechas, lo único que trataba de hacer era darse unos arrimones, pero que tampoco lo eran, sino que eran el sentido espacial de alguien que no sabe dónde está el sitio que un torero debe tener en cada momento.

Si este diestro no estuviera apoderado por la familia Chopera, es posible que toreara muy poco.

En el sexto toro de la corrida, el banderillero de la cuadrilla de Javier Castaño, Domingo Siro, fue empitonado y pasó a la enfermería. El parte médico explica que el subalterno tiene una herida de 20 centímetros en el muslo izquierdo, tercio inferior, con desgarro muscular. Pronóstico menos grave. Pasó al hospital Nuestra Señora de Aránzazu, de San Sebastián.

Finito de Córdoba, en un pase de pecho a uno de sus toros.
Finito de Córdoba, en un pase de pecho a uno de sus toros.JESÚS URIARTE

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