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Tribuna:NATACIÓN
Tribuna
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Las ventajas de los nuevos bañadores

Desde los años setenta en que se desarrollaron los rebosaderos desbordantes de las piscinas que evitaban el rebote de las olas en las paredes laterales y las corcheras anti-olas que frenaban las generadas por un nadador, no molestando tanto al rival, no se habían producido tantos cambios o intentos de mejora en el rendimiento del nadador, en base a nuevos productos bajo las reglas de la Federación Internacional.

Particularmente el campo del diseño de bañadores está invirtiendo ingentes cantidades de dinero en tratar de comprobar que sus productos ayudan a que el nadador mejore sus resultados. En los Mundiales de Fukuoka (Japón) hemos podido ver cómo los nadadores utilizan multitud de bañadores con diversos tejidos, tamaños y formas. El tejido trata de ser algo rugoso en las zonas propulsivas y suave (imitando la piel del tiburón) en las zonas en que sólo se produce resistencia. El bañador trata de limar las aristas del cuerpo dónde se produce turbulencia, manteniendo el flujo algo más laminar como ocurriría si no lo llevara. Aunque todas los fabricantes afirman que el bañador no flota (no sería reglamentario) lo cierto es que la prenda mojada a veces atrapa burbujas de tamaño considerable que ayudan a flotar.

Aunque la disminución de la resistencia es el punto clave de su diseño, en este momento y gracias a la utilización de costuras y tejidos de diferente elasticidad se trata de proporcionar un ligero masaje muscular que facilite su recuperación en el esfuerzo. En algunos casos, el soporte del bañador ayuda a prevenir lesiones.

En estudios independientes realizados en Holanda y en Australia, en los que se ha medido la resistencia producida por el nadador en situación de desplazamiento real y siendo remolcado pasivamente, se ha comprobado cómo el bañador de cuerpo entero puede reducir en algunos casos la resistencia activa hasta un 7% y la resistencia pasiva a medio metro de profundidad entre un 5% y un 10 %. O sea, que algunos nadadores pueden ver reducida su resistencia al nadar, pero todos la reducen en la fase de deslizamiento de la salida y en los virajes.

No sólo el bañador preocupa a los fabricantes. El gorro, que hasta ahora era liso, se está fabricando con pequeñas protuberancias que tratan de producir el mismo efecto que los pequeños agujeritos de las bolas de golf, que consiguen así llegar más lejos que las pelotas lisas; es decir, reducir la resistencia. También en el futuro veremos gorros con formas parecidas a las de los cascos ciclistas para las contrarreloj. En el waterpolo, habrá bañadores especiales para el portero que mejoren la potencia de sus piernas o que le eviten lesiones; y lo mismo para el jugador de campo. Y bañadores y gorros con sensores que informarán de los distintos aspectos cinemáticos de las acciones de sus extremidades y cuerpo. Sólo hay que esperar.

Raúl Arellano es profesor de Alto Rendimiento en Natación de la Universidad de Granada.

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