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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sesgo preocupante

La carta sobre la cuestión palestina publicada en EL PAÍS el 16 de julio de 2001 es indignante y no puede quedar sin respuesta.

Ricardo Herren habla del 'lento holocausto del pueblo palestino perpetrado por Israel', y acto seguido compara al Israel de hoy con la Alemania del Tercer Reich.

Herren revela su asombrosamente profunda ignorancia en lo que al Holocausto se refiere. El número de víctimas incluye el exterminio de un millón y medio de niños judíos y la destrucción sistemática de la civilización judía europea. Durante ese periodo surgió todo un vocabulario del genocidio: la estrella amarilla, las leyes raciales, los guetos, las deportaciones, las marchas forzadas, el trabajo forzado, los campos de la muerte, las cámaras de gas y los crematorios.

El conflicto palestino-israelí es un conflicto prolongado y complejo que representa una tragedia para ambas partes. No obstante, no tiene nada que ver con la obscena analogía histórica de Herren. Es más, su identificación con los palestinos le impide ver la realidad política.

Este conflicto podría haberse resuelto en 1947-1948 si los árabes hubieran aceptado el Plan de Partición de las Naciones Unidas que implicaba la creación de un Estado árabe y uno judío. Los judíos aceptaron, pero los árabes lo rechazaron y declararon la guerra.

El mundo árabe, que tuvo Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental bajo su control desde 1949 hasta 1967, podría haber creado un Estado palestino, pero prefirió no hacerlo. En su lugar, Jordania anexionó los territorios bajo su jurisdicción y Egipto impuso una administración militar en Gaza.

Hoy por hoy, los palestinos podrían encontrarse camino de la independencia si el presidente Arafat hubiese aceptado el acuerdo de gran alcance que le ofreció el primer ministro Barak el año pasado. Pero los palestinos desestimaron estas tentativas conciliadoras y lanzaron una nueva ola de violencia que incluye ataques con morteros y bombas suicidas. Israel, al igual que cualquier otra nación que se enfrenta al terrorismo, se ve en la obligación de proteger a sus ciudadanos.

Resulta preocupante que no sólo publiquen ustedes cartas insolentemente distorsionadoras, sino que sus titulares, sus artículos y sus viñetas presentan a menudo una imagen sesgada. Permítanme que cite tres ejemplos de una misma semana.

El 19 de mayo, al día siguiente de que un terrorista palestino matara a seis israelíes e hiriera a otros cien en Netanya, publicaron: 'Israel responde con aviones de combate al ataque suicida de un joven palestino'. El titular ni siquiera menciona a las víctimas israelíes y deja al lector con la simplista impresión de que se trata de un conflicto entre armas avanzadas y jóvenes.

El 22 de mayo, haciendo referencia al informe de la Comisión Mitchell, el titular rezaba: 'Estados Unidos exige a Israel un alto el fuego y que renuncie a nuevos asentamientos'. ¿Cómo es posible que no hayan citado el claro llamamiento a los palestinos para que pongan fin a la violencia, un elemento clave del informe Mitchell y de la posición americana?

Y el 24 de mayo publicaron ustedes una viñeta que podría considerarse antisemita. Mostraba la caricatura de un judío religioso que llevaba una Biblia en una mano, la bandera israelí en la otra y un fusil colgado del hombro, con la leyenda: 'Somos el pueblo elegido de las fábricas de armas'.

Los lectores se merecen algo más de un periódico de tanto renombre.-

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