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Reportaje:TOUR 2001 | Decimotercera etapa

Hilo directo Bahamontes-Sevilla

El Águila de Toledo aconseja al albaceteño cómo debe portarse en el Tour

Carlos Arribas

Federico Martín Bahamontes se desespera en Toledo. 'Estos jóvenes no escuchan. No hacen caso a nadie. Por un oído les entra y por otro les sale'. Está enfadado, y orgulloso también. La estirpe manchega tiene por fin otro hombre Tour. La raza de Bahamontes y Ocaña, ganadores en 1959 y 1973, es la raza de Óscar Sevilla, el joven de 24 años que luce todos los días, tan sonriente como Mancebo el año pasado, el maillot blanco de mejor joven. 'Y yo ya sé desde hace mucho que Sevilla es muy bueno, por algo lo tuve en mi equipo de aficionados y le llevé a correr a Francia, y le enseñé de todo, y le dije todo lo que tenía que hacer en el Tour...Pero ya sabe, los jóvenes no escuchan'.

'Que sí, que sí que escucho', dice Sevilla, mientras espera, comiéndose un bocadillo, a que el autobús de rezagados cruce la meta de Pla d'Adet, 40 minutos después de Armstrong, y quede libre el camino y poder bajar al hotel. 'Sí que le escucho, sí, y he quedado en llamarle desde el Tour, lo que pasa es que se me pasa. Pero sí que le voy a llamar. De todas maneras, ya hablé con Federico antes de venir a Francia'. No es el mejor día de Sevilla en el Tour en el que se ha revelado ante la afición mundial. Un comienzo de catarro, unido a su juventud tierna y a la dureza extrema de la etapa, frenaron su ánimo, su insolencia, su descaro, su audacia. Sus virtudes que son sus defectos. Su temperamento único.

'Sevilla es tan generoso que no calcula', dice José Luis Laguía, otro manchego, que es director del Kelme. 'Sufrirá la muerte del papagayo: se clavará su propio pico en el pecho. Es incapaz de reservarse: cuando sienta que se queda sin fuerzas se irá hasta delante hasta explotar'.

'Eres muy joven y no tendrías que pensar en la general. Aún te quedan un par de años de madurar', le dijo Federico. 'En cambio, vete a por la montaña, que desde el 74, con Perurena, no lo gana un español. Yo se lo hice ganar a Pedro Torres, otro manchego, con mi equipo, en el 73, pero es una vergüenza que ya los españoles no ganen la montaña'.

Federico, experto del Tour como pocos (10 participaciones, una victoria, seis reinados de la montaña, récord compartido con el belga Van Impe), le dio consejos a Sevilla. 'Lo importante en el Tour es comer bien y dormir', le dije a Sevilla. 'Hay que comer en las etapas, en los descensos y en los valles. Hay que comer aunque no se tengan ganas, porque si no, en la subida, te quedas vacío y te clavas'. 'Que sí que como, Federico, que como, tú tranquilo', le responde Sevilla. 'Sí, pero mueves mucho desarrollo, demasiado. Para escalar hay que ir ligero de piernas, como en mis tiempos, como yo y Charly Gaul, y no con tanto, que parece que vais a reventar'. 'Ya', contesta Sevilla. 'Eso me lo dice desde que era juvenil. Y una vez que me llevó a correr a los Pirineos, que subimos el Tourmalet, quería que subiera los falsos llanos con el plato pequeño. Cuando se iba en el coche volvía a subir de plato. Me sofocaba, me cansaba de dar tantos pedales. Yo soy un ciclista de fuerza'.

Y Sevilla mira a Armstrong mover el molinillo más deprisa todavía que Bahamontes en sus tiempos, y siente que el viejo Federico tiene razón. 'Pero, claro, los jóvenes no escuchan'.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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