'Fatwas' a la medida de los fieles

No es fácil seguir los preceptos del Corán en la Europa del siglo XXI. Pero ello no significa que sea imposible. El Consejo de Sabios Musulmanes trabaja desde hace cuatro años con la vista puesta en conjugar las reglas del islam con las obligaciones que impone la vida cotidiana en Occidente y desde el pasado miércoles celebra en Valencia la primera de sus dos reuniones anuales.

El consejo, que reúne a 40 de los principales ulemas -líderes espirituales expertos en ciencias islámicas- de todo el mundo surgió de una decisión del Ethiad, la Federación de Organizaciones Islámicas Europeas, al considerar conveniente crear un consejo de sabios destinado a estudiar, investigar y buscar soluciones a los problemas concretos a los que se enfrentan los musulmanes practicantes. 'El verdadero islam se adapta al entorno social y cultural del lugar en el que se encuentran sus adeptos', apunta Amparo Sánchez, secrataria del Centro Cultural Islámico de Valencia. Durante las sesiones del encuentro, que se clausurará el domingo, los ulemas analizarán la lista de los distintos problemas que han presentado los fieles y dictarán las fatwas que los resuelven, una especie de recetas o sentencias en las que se responde al problema teológico planteado y que se axtienden a todos los musulmanes que se encuentren en la misma situación. Las resoluciones combinan la necesidad de integración del practicante en la sociedad en la que se encuentra con el respeto a las leyes del país en el que reside y se basan en la fuerza moral y religiosa de los ulemas. Para explicarlas, la secretaria del centro islámico pone el ejemplo de un trabajador en jornada intensiva de una cadena de montaje que no podrá interrumpir su jornada laboral para rezar. Esta persona tendrá permiso para adaptar sus prácticas religiosas a su trabajo.

A diferencia de la religión católica, no existe una jerarquía definida entre los líderes religiosos islámicos. Los ulemas son personas con un mínimo de cinco doctorados o cátedras en estudios islámicos y no islámicos, pero la formación académica por sí sola no es suficiente para alcanzar el rango de líder religioso. El reconocimiento, a falta de nombramientos por parte de cargos eclesiales superiores, se obtiene de los valores morales y humanos que les reconoce la comunidad a la que atienden y que es la que se lo otorga, apunta Sánchez.

A Valencia se han desplazado importantes personalidades, como el presidente del Congreso de Sabios -también conocido como de la Fatwa- Yusef al Qwaradawi, de Qatar, el gran muftí de Bosnia, Mustafá Sirish, además del propio Abdulrahim Tawil, presidente del Centro Cultural Islámico de Valencia. Precisamente, la falta de repercusión y de respuesta que ha tenido el consejo por parte de la Administración autonómica no ha sentado nada bien, como apuntó ayer Sánchez. La única representación oficial que ha acudido ha sido estatal. Además del recibimiento oficial que se les dio en el aeropuerto a algunos de los ulemas que tienen cargos políticos en sus países, el subdelegado del Gobierno en Valencia se desplazó a la sesión inaugural. Sin embargo, las invitaciones al presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, y al consejero de Bienestar Social, Rafael Blasco, han caído en saco roto, según Sánchez, quien apunta que ni siquiera respondieron a las comunicaciones que les enviaron. Sólo lo hizo la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y fue a través de una secretaria.