Huele bien

Yo entiendo las razones de la publicidad y comprendo la efectividad de aquellos mensajes que aprovechan el contraste para reforzar más aún el contenido del propio mensaje. Pero cuando el mensaje es el medio, la situación puede llegar a ser grotesca. Por ejemplo: en la gasolinera del barrio de San Gabriel han colgado por todas partes unos carteles que anuncian que 'Aquí huele bien'. Se trata de repostar una determinada cantidad de combustible y, a cambio, te regalan un ambientador. La propuesta está bien. Pero el contraste grotesco es que a menos de 50 metros de estos carteles hay otro más grande, en una de las riberas del tristemente famoso Barranco de las Ovejas (para más señas, 'por sus olores lo conoceréis'), que reza 'Depuración de aguas residuales', procedentes de la depuradora del Rincón de León. ¿Aquí huele bien? En verano, en la sede de San Gabriel, El Palmeral o Babel, con los calores propios de la canícula y las ventanas abiertas de noche se pueden sufrir los olores y pestilencias. ¿Estará resuelto el problema antes de que cientos y cientos de nuevos residentes vengan a ocupar los innumerables nuevos bloques de viviendas que se están construyendo bajo el pomposo título de residencial? De no ser así, muchos botes de ambientador van a tener que regalarnos cuando repostemos combustible.