Los favoritos juegan con fuego

Los más atentos a la historia recordaron ayer el nombre de Roger Walkowiak, un discreto corredor francés de ascendencia polaca que ganó el Tour de 1956 tras defender la ventaja que consiguió en una escapada tolerada por los favoritos. Un caso parecido ocurrió con Claudio Chiappucci, cuya carrera cambió radicalmente en el Tour de 1990. En una de las primera etapas obtuvo una renta de diez minutos que le sirvió para amenazar al estadounidense Greg LeMond, apurado hasta la última etapa. Tuvo que ganar la contrarreloj final para conquistar el Tour. ¿Puede suceder lo mismo este año tras lo sucedido en la etapa de ayer? Un grupo de 14 corredores cabalgó durante la jornada con el permiso del pelotón, donde nadie quiso hacerse cargo de las operaciones. Todos miraron al US Postal, pero el equipo estadounidense no quiso controlar la carrera. O no pudo. Las dudas sobre la fortaleza del US Postal se extendieron por el pelotón. El deficiente estado físico de Roberto Heras, lugarteniente de Lance Armstrong, ayuda a pensar en las dificultades del equipo americano. En estas condiciones, el vencedor de la etapa, el holandés Erik Dekker, sacó 36 minutos al pelotón. Segundo fue el español Aitor González (Kelme), que tuvo una actuación espléndida. Pero el gran beneficiado es el ruso Andréi Kivilev, un aceptable escalador que ha cobrado una ventaja de 13 minutos sobre todos los grandes nombres del Tour. Algunos directores manifestaron sotto voce que muchos favoritos se acordarían de las concesiones que se hicieron ayer, en una etapa batida por la lluvia y por el recuerdo de Walkowiak.