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Más rostros

Puedo asegurar y aseguro que ese día mi amigo sólo pasaba por allí. Hace ya bastantes años quiso la fatalidad que en su camino al trabajo, miles de veces recorrido, en ese preciso instante y en ese exacto lugar, se cruzara un fotógrafo de prensa. No le buscaba a él, obviamente, pero le convirtió en figurante ante un edificio oficial en el que se investigaba cierta estafa.

La noticia trajo cola, y los editores decidieron sacarle el jugo a aquella instantánea, en adelante de obligada inserción. Mi amigo quedó emulsionado en sales de plata, convertido en luces y sombras, encadenado a la carpeta 'fraude', ampliado y reducido, y sacado a pasear por la provincia entera cada vez que se reportaban declaraciones, diligencias, juicios y condenas. Ha pasado tiempo, y dada la proverbial agilidad de nuestro sistema judicial, lo que te rondaré morena. El transeúnte casual se ha hartado de reclamar: 'que hagan el favor de renovar archivos , que ahora le toca salir a otro...' Mientras, ha engordado, adelgazado, tenido un hijo, ascendido, perdido el apéndice... pero como si nada: ahí permanece su retrato, un Dorian Grey a la inversa, congelado para siempre en aquellos segundos de su vida cuando él, lo jura, nada tiene que ver.

Diarios y televisiones han sido condenados a indemnizar a ciudadanos con cuya imagen, atrapada al azar, se ilustraron noticias sobre narcotráfico: uno que abría la consigna de la estación, otro que renovaba el carné en comisaría. También levantó protestas un Telediario sobre prostitución, por emitir sin distorsionar los rostros de las mujeres de la Casa de Campo. Y lo cierto es que hay técnicas (cada día se camufla con ellas a menores de edad o policías). Pero la polémica sobre el derecho a la imagen, envuelta de aspectos jurídicos y éticos (y económicos) parece irresoluble .

Comprendo que muchos no permitan que objetivo alguno se apropie de sus almas: vale, al menos, como prevención antidepresiva, ya que así se evitan el peligro de tropezarse sorpresivamente con ellos mismos 15 años más jóvenes, 15 años más delgados, 15 años más inocentes.

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