Luchador, libre y melancólico
'Sus últimos cuatro años de vida han sido bastante duros. Él quería seguir trabajando como si nada, a pesar de la gravedad de la enfermedad pulmonar'. Malena, hija de Miguel Gila, recordaba emocionada ayer a su padre, 'que debe ser recordado como un hombre de principios'. Con entereza, la hija del humorista recibía en el tanatorio de Les Corts de Barcelona a los compañeros y amigos que se acercaron a lo largo de la tarde a mostrar sus condolencias a la familia. Miguel Gila será enterrado hoy, a las diez de la mañana, en el cementerio de Les Corts.
El actor José Sacristán fue uno de los primeros en acercarse al tanatorio. 'Hemos perdido a un hombre profundamente inteligente', dijo el actor, que calificó a Gila como el 'moderno Quevedo'.
El dibujante, humorista y académico Antonio Mingote se mostró ayer muy afectado por la muerte de Miguel Gila, un hombre que 'hacía un humor melancólico, humilde, lleno de ternura, dedicado hacia los pobres y los marginados'. 'Con él desaparece un humorista fundamental en nuestra historia del humor', aseguró Mingote, amigo de Gila y compañero en La Codorniz.
El dibujante y escritor Chumy Chúmez, también compañero de Miguel Gila en La Codorniz y en Hermano Lobo, lo definió como 'el humorista más deslumbrante y el más gracioso de la generación de la posguerra'. 'Era un verdadero magister, con una línea del humor muy fino que nadie ha superado', y destacó su obra literaria, 'sus libros briográficos, aunque no sea por lo que más se le conoce'.
'Era una persona amable y nada agresiva, a pesar de que tenía motivos de sobra para serlo por todo lo que sufrió en la guerra', declaró Sara Montiel, que compartió hace años una gira por América con el humorista fallecido. El alcalde de Barcelona, Joan Clos, recordó la vinculación de Gila a Barcelona en los últimos años y le calificó como 'un luchador por la libertad'.
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