El 'lehendakari' acude a un homenaje a las víctimas del terrorismo en Vitoria
Los amenazados agradecen el gesto, pero piden un cambio de actitud
Tras anunciar en el debate de investidura su intención de profundizar en la solidaridad activa con las víctimas, Ibarretxe predicó con el ejemplo y acudió al acto de la Fundación Miguel Ángel Blanco consciente de que podía recibir más críticas que reconocimientos por su trayectoria anterior. Y la realidad así lo confirmó. La sima abierta entre el anterior Ejecutivo autónomo y las víctimas es profunda.
La Fundación premió a los profesores de la UPV Mikel Azurmendi y Edurne Uriarte por su 'valentía moral, el compromiso cívico, la defensa de las víctimas del terrorismo y la libertad de pensamiento' en unas condiciones en las que opinar libremente en Euskadi es 'arriesgar la vida'. Azurmendi, profesor de Antropología Social, ha sido atacado y amenazado en su despacho universitario y en su casa de San Sebastián numerosas veces por el entorno de ETA. Esta presión le ha llevado a exiliarse temporalmente a Estados Unidos. Mientras, Edurne Uriarte imparte Ciencia Política. Acosada por los radicales, ETA intentó asesinarla colocando una bomba hace unos meses en el ascensor de la facultad universitaria donde trabaja.
Azurmendi aprovechó la novedosa presencia de Ibarretxe en un acto de la Fundación Miguel Ángel Blanco para dirigirse a él en tono emocionado y recordarle que 'una víctima no es a la que le estalla la bomba en las manos cuando va a colocarla, sino el inocente al que se le van a colocar'. Azurmendi replicó al lehendakari que respetar la 'voluntad de los vascos' no es el camino para lograr la paz, si esta voluntad no está guiada por la verdad. 'Hay una verdad que no se puede negar: la existencia de las víctimas. Su reconocimiento es clave para el final del terrorismo y para que se imponga la justicia'.
Edurne Uriarte se mostró más tajante. La profesora de Ciencia Política subrayó la idea de que en la actual situación no cabe la 'equidistancia', ni mezclar a las víctimas con la dispersión de los presos o las torturas. 'El derecho a la vida no puede ser objeto de debate político; se defiende como un derecho fundamental', recalcó. Uriarte denunció a los ciudadanos que esconden la cabeza y apelan a una solidaridad engañosa con las víctimas, porque creen que a ellos 'nunca les afectará'.
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